Capítulo 5.

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Cuando Adora tenía 10 años su abuela había intentado enseñarle a hacer un pastel, su pastel favorito.

Pastel de chocolate.

Evidentemente, todo había sido un desastre y la cocina se convirtió en un caos cuando no pudo batir huevos y todos terminaron en el suelo.

Adora sabía que no había triunfado ni un poco y se sentía realmente mal por fallar.

Ella recuerda haber llorado y luego intentar limpiarse las cara con las manos llenandose toda de harina.

También recuerda las palabras de su abuela "no ser buena en algo está bien, no te hace menos brillante" mientras le daba un beso en la frente. Y la sonrisa brillante que vino después de eso.

El resto de la tarde se convirtió en ella viendo a su abuela cocinar mientras le pasaba los ingredientes y los utensilios de cocina.

Recuerda ese momento como un tesoro, como algo preciado que la formo, ese día aprendió que fallar no era el fin del mundo.

Hoy sin embargo, mientras está tratando de resolver un caso nefasto, lleno de lagunas legales no siente que fallar sea una opción.

Mira a su reloj y siente ganas de golpear su cabeza con la mesa cuando ve que son casi las 3:00.

Lleva desde el desayuno tratando de resolver esto. Y francamente ya está harta, le duele la cabeza y tiene hambre.

Escucha como alguien golpea la mesa con las uñas, en ese momento es consiente que no es la única en la sala que no ha comido nada desde las 9:00 am y se siente culpable. Gira hacia la derecha y ve a Catra.

La morena trae puesto uno de los suéteres blancos de Adora y le queda tan grande que casi cubre sus piernas mientras está sentada en el suelo.

Le había dicho que haría tarea mientras ella trabajaba, al parecer también se concentra en demasía cuando debe hacer algo.

Tiene muchos papeles frente a ella, algunos en la mesa de café de la sala y algunos en el suelo.

Deja su hoja a un lado y se fija de nuevo, al parecer Catra frunce las cejas cuando está muy concentrada y muerde su lápiz con determinación.

Se levanta de la mesa del comedor y se acerca hasta sentarse en el sofá, recarga su barbilla en la mano y espera a ver cuánto tarda Catra en darse cuenta que se ha movido.

"Hey Adora." Adora se rie porque fue casi instantaneo y palmea el lugar a su lado. La morena lo entiende porque se levanta y va a sentarse junto a ella. 

"¿Tienes hambre?" Adora se acomoda para quedar frente a ella.

"La verdad es que si. ¿Que hora es?" Catra se estira y no puede evitar pensar que es como un gato cuando despierta de una siesta.

"Son casi las 3:00"

La morena abre los ojos como platos y Adora supone que ella tampoco esperaba que fuera tan tarde. 

"¿De verdad? Enserio perdimos la noción del tiempo."

"¿Y que quieres comer?" Catra ladea la cabeza y Adora empieza a contar opciones con los dedos. "Podemos pedir algo o ir a un lugar cerca."

"¿Ir?" La chica levanta la ceja.

"Si ya sabes, aprovechando que estamos en la ciudad."

Catra se ríe con esa cara que Adora solo puede describir como sexy y mortal y se acerca a hasta que sus narices se rozan.
"Y dime profesora. ¿Tu hambre no puede esperar?"

Sí me dices que si. | Catradora | Au. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora