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Te sientes más pequeña de lo normal teniendo frente a ti a dos personas que fácil pasaban de los 1.85. La mujer rubia no dejaba de sonreír y honestamente, esperabas que Nanami te presentara.
"Ella es (T/N), es mi asistente y..." Nanami te mira a los ojos con confianza para decirle a alguien que no fuesen sus amigos, de su relación.
"¿Asistente?" Ella mira a su hijo. "Disculpa, no me he presentado." Compone la garganta. "Klaire de Nanami. Un gusto, preciosa." Se acerca a ti para darte un beso en cada mejilla. Te quedas inmóvil aceptando los besos y cuando se separa se vuelve con su hijo. "No me dijiste que tenías una asistente."
"Hace un año no vienes para acá, madre." Nanami se encamina a su oficina, y ustedes dos igual, claro, dejando a la señora de Nanami caminando frente de ti. Un paso de ellos eran como cuatro tuyos.
Nanami se sienta en su silla, dejando su maletín en el escritorio y lo abre para sacar unos documentos.
"(T/N), ¿puedes decirme la agenda de hoy?" Asientes y te regresas corriendo a tu escritorio para tomar tu libreta.
"Tu padre y yo hemos decidido que estaremos más presentes en tu vida..., nos mudaremos a Tokio." La fina voz de Klaire suena. Nanami se levanta y abraza de nuevo a su madre.
"¡Es una gran idea, me encanta!" Pausa y se despega de ella. "Pero, ¿todo bien con sus trabajos?"
"Sí, hijo. No te preocupes. Tu padre ha sido transferido y yo, comenzaré de cero aquí mismo."
Vas al refrigerador y tomas una botella de agua, de la pequeña alacena bajas un vaso de vidrio elegante y lo llenas con agua para Klaire. Con tu libreta en mano, sostienes el vaso de agua y se lo entregas a la mujer. Ella te agradece en tono bajo pero hace que te des cuenta y le da un sorbo.
"¿Quiere café?" Le preguntas a Nanami y él niega. Él se vuelve a sentar en su silla principal y su madre en una de las dos que estaban frente al escritorio. Abres tu libreta. "Bueno, no tiene ninguna cita hoy, pero si tiene una reunión con el señor Graham y su equipo de electrónica a las once de la mañana, el resto del día lo tiene libre." Suspiras cerrando tu libreta y mirándolo. Él ya te estaba comiendo con su mirada, sus ojos se miraban más claros por los rayos de sol que entraban y golpeaban suavemente su rostro varonil que habías llenado de besos horas antes.
