terror en el avion

42 6 0
                                    

•••

-Serán unos 20 dólares- reclamó el chofer que me había traído al aeropuerto. -Sí, no hay problema. Aquí tiene- dije amablemente extendiendo mi brazo y dándole el dinero, para luego ir detrás del taxi para poder sacar mis maletas. Como casi era de noche y no quedaban muchos vuelos, fui lo más rápido que pude adentro de la terminal. Aunque eran las 19:00, todavía había mucha gente esperando sus vuelos.

Fui con paso apurado hacia donde estaba la señorita que atiende los vuelos.

-Buenas noches, ¿en qué la puedo servir? -anuncio cordialmente la empleada. -Necesito un vuelo para México, ahora, por favor -dije un poco nervioso mientras la señorita buscaba en la pantalla. -Por suerte queda uno y sale en 30 minutos. Podemos darle un asiento con gusto -dijo mientras empezaba con el papeleo. Cuando le di el dinero para comprar el pasaje, comencé a reflexionar sobre todo lo que había hecho y lo que estaba por hacer...

Ya que en ningún momento le dije a Miguel que iría para allá, cuando llegue estaré varado y no sabré hacia dónde ir. Pero si me quedo en San Fransokyo también corro peligro. Deduciendo lo que decía en la carta, preferiría ir hacia donde está mi novio y no quedarme aquí solo, sin mi tía ni mi hermano ni nadie con quien estar.

-Disculpe, aquí está su pasaje y su vuelo sale en 5 minutos -exclamó la señorita, recordándome que tenía que partir hacia el avión.

Ya no tenía tiempo para pensar sobre mi decisión, ya que cualquier demora significaría perder el vuelo. y no podia tomar ese riesgo. Mis pasos se apresuraron por la terminal, sorteando a la multitud que aún esperaba sus vuelos. Por suerte, llegué a tiempo, entregué mi equipaje, entregue mi boleto y finalmente ingresé al avión. Aquí estaba yo, a punto de embarcar hacia México, el país de Miguel, sin haberle informado de mi llegada, sin haber considerado las advertencias que él siempre me había dado, pero no me quedaria de brazos cruzados con amenazas en la puerta de mi casa.

Este viaje era mi primera experiencia tomando un vuelo hacia México, y aunque Miguel solía restarle importancia a la travesía, advirtiéndome sobre posibles complicaciones, aquí me encontraba, desafiando sus consejos. En este momento, mientras el avión se preparaba para despegar, me daba cuenta de que había tomado una decisión impulsiva, sin contarle a mi novio sobre mi inesperado viaje y eran demasiada culpabilidad. ¿y si tenia razon y me tenia que quedar?

En retrospectiva, me di cuenta de que estaba haciendo todo mal. La incertidumbre sobre lo que encontraría al llegar, sumada al hecho de no haberselo dicho  a Miguel, generaba una sensación de ansiedad y preocupación. Sin embargo, ya no había vuelta atrás. Mi destino estaba sellado, y lo único que podía hacer en ese momento era enfrentar las consecuencias de mis acciones.

Aunque intentaba encontrar un lado positivo en mi elección, la realidad me golpeaba con la certeza de que había actuado de manera impulsiva y sin considerar las posibles complicaciones. Mientras el avión empezaba a moverse por la pista, me sumí en mis pensamientos, preguntándome qué me depararía este viaje y qué reacción tendría Miguel al descubrir mi sorpresiva llegada.

Me acomodé en mi asiento al lado de la ventana del avión y, como es mi primera vez, cerré la cortina y me concentré en leer un libro, que es lo único que me calmaba en estas situaciones. Mientras leía "For You" de Steeven Sosa (gran libro, si me preguntan), escuchaba un par de murmullos que no podía entender con mucha claridad, así que comencé a prestar más atención.

-No cabe duda que lo hizo, por eso nos llamó el jefe para que regresáramos -exclamó una voz un poco ronca. -Pero claro que sí lo iba a hacer, luego de la carta que enviamos. Pero nos hizo esperar demasiado, así que creo que el jefe hará algo con él después de recibir la mercancía. ¿Cómo se llamaba el idiota que estamos estafando? -preguntó otra voz mientras yo ponía más atención a lo que iba a decir el otro tipo. -Miguel Rivera, otro tipo nos tocó estafar, pero baja la voz, carajo, nos pueden escuchar -susurro el tipo de voz ronca.

Estaba completamente en shock. Estaban hablando de Miguel y ya casi me aclaraban las dudas para luego darme más. ¿A qué se referían con mercancía y quién era su jefe? La carta, el problema de Miguel, el viaje tan repentino hacia su país y el secuestro de... No creo que hayan sido ellos, no puede ser. -¡CARAJO! -exclamé entre dientes mientras una tibia y salada lágrima recorría mi mejilla. Para mi desgracia, me habían escuchado.

 -¿Será él? ¿Acaso nos siguió? -logré escuchar mientras la sangre se me congelaba y se me iba el aire de tanta presión, pánico, desesperación y terror que me surgía en el momento. Me reincorporé y vi a los dos tipos viéndome fijamente. Lo único que pensé fue ir hacia la otra cabina del avión mientras ambos tipos me perseguían por detrás. Mientras pasaba por los asientos de la gente, no pude frenar la adrenalina que me recorría las venas mientras trataba de escapar. Escuchaba las fuertes pisadas que hacían los tipos que me perseguían, y porque el destino es cruel, me tropecé y caí al piso, raspándome la cara. -¡Sujétalo! -exclamó uno de los matones mientras el otro me tomaba por detrás. Aunque trataba de zafarme, ya era demasiado tarde porque el primer golpe me quitó el aire. Cuando volví a la realidad, me dieron otro, y otro, y otro, hasta que mis ojos ya no podían abrirse y mi cara estaba casi ensangrentada por los puñetazos que había recibido. -Voy a disfrutar esto, maldito imbécil -logré escuchar mientras el tipo me daba el último golpe que acabaría con todo.


de regreso al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora