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Hope
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Auriga vió la sonrisa de Remus después de imaginarse toda una novela en su cabeza.
Eso la hizo salir de sus pensamientos y que pasara a la casa, ahí se encontraba una mujer con un mandil de cocina.
La mujer se acercó a ella y me dio un beso en la mejilla a modo de saludo, Auriga no supo su abrazarla o darle la mando, o al igual que ella darme un beso en la mejilla.
Al final se quedó estática haciendo reír a su compañero, la mujer se quedó extrañada, pero al escuchar la risa de el joven castaño ella se rió al igual que el.
Auriga no sabía que hacer, si reírse o empezar a hablar.
-Bueno querida,¿Cómo estás?-
-Si- contestó Auriga.
Remus no pudo aguantar su risa, la mamá de Remus dejo su sonrisa acogedora para mirar a su hijo severamente.
Este apretó los labios en un intento de callar si risa y bajo la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas.
Auriga miraba hacia otro lado intentando que la conversación no se volviera incómoda después de las estúpidas palabras que dijo.
-¿Te gustaría tomar un té?- pregunto la madre de Remus.
Auriga volteó a verla y asintió con la cabeza, Remus salió volando hacia la cocina.
Auriga se quedó confundida, pero por otro lado la madre de Remus se rió levemente y sonrió hacia Auriga.
-Ven, acompáñame a terminar un cuadro- dijo la madre de Remus tomando la mano de Auriga y llevándola a un cuarto.
Al entrar Auriga vió un cuarto llenó de cuadros bordados, si no fuera por el hilo ella podría jurar que eran pinturas.
Auriga vió una mesa junto a una silla y una lámpara arriba de ella, la madre de Remus la sentó en la silla mientras que ella se fue a buscar otra para ella misma.
