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Auriga estaba recostada en su cama leyendo tácticas para el Quidditch mientras esperaba que Regulus saliera de el baño.
Era 24 de diciembre y ese día su madre (por primera vez en su vida) los iba a dejar ir solos para elegir que se iban a poner en la cena de noche buena.
Lo único malo era que desgraciadamente Orión iba a ir con ellos.
Pero habían llegado a un acuerdo, Sirius solo iba a estar con ellos hasta que sus amigos fueran por el.
-¡Ya sal de ese baño, Riz!- grito Auriga tocando la puerta de su baño.
Regulus salió con el ceño funcido y miro a su hermana.
-¿Por qué Riz?- pregunto Regulus.
-Por que tienes Risos- dijo Auriga tocando el cabello de su hermano.
-Tarada- dijo Regulus sonriendo por la actitud de su hermana.
Auriga puso su mano en la cabeza de Regulus y le sonrió.
-Vamonos, Rulos- dijo Auriga aún con su mano en la parte superior de la cabeza de Regulus.
-Auriga, me vas a esponjar el cabello, no todos tenemos la bendición de tener el pelo lacio- dijo Regulus quejándose de la acción de su hermana.
-Exagerado- dijo Auriga retirando su mano de la cabeza de su hermano.
Ambos salieron de la habitación de la pelinegra para llegar a la sala de estar.
Ahí de encontraba Sirius esperando a sus hermanos. Auriga y Regulus simplemente se posaron adelante de el.
Sirius se levantó de el sillón y se poso en la chimenea. Tomo los polvos flu y se poso en el interior.
Auriga y Regulus fueron junto a el y se fueron a el caldero chorriante. Sirius, Auriga y Regulus se sentaron en una mesa a esperar que los amigos de el Gryffindor vinieran por el.
