Capítulo 4

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Todo el estrés, desesperación, miedo, ansiedad, angustia y desconfianza que tuve desde el momento en que pise el circulo de hongos blancos, se fue derramando en lágrimas y sollozos mientras le contaba a Diego todo lo que había sucedido. Le dije primeramente mi nombre, le expliqué sobre el probable estadio de Erika en Eldarya y mi preocupación por cómo se encuentre, mi ataque por el monstruo que quiso devorarme y mi acercamiento con la persona que había provocado mi casi muerte. Diago me escuchó atentamente, reaccionando con asombro y dándome uno que otro consuelo para tranquilizar mi estado emocional.

Soy una enredadera de emociones, no puedo controlar todos mis pensamientos y el hecho de que en unas horas tenga que ir a donde La Guardia, perturba cada esquina de mi mente.

-No te estreses, Leonor – habló Diago mientras sujeta mis manos cuidadosamente. Sé que mi cara no es la mejor que he tenido, siento mi nariz constipada de mocos y la hinchazón de mis parpados hace que me esfuerce más que de costumbre para mantener mi mirada fija en él.

Que bochornoso, quebrarme enfrente de alguien que en si no conozco me hace sentir débil y patética.

Aunque tratase de dejar de llorar simplemente no podía, mis palabras eran difíciles de entender por mis sollozos y mi dificultad para poder respirar. El nudo en mi garganta no lograba quitarse a pesar de que ya llevaba un buen rato liberando todas mis agitaciones, es como si estuviese llorando todo lo que he sufrido, no solamente lo ha pasado en mi llegada a Eldarya.

El elfo proveniente de un pequeño poblado entre los límites del territorio de una sociedad llamada Fenghuangs me explicó de manera sencilla en donde realmente habíamos aterrizado. Por medio de palabras básicas que mi revuelto cerebro logró captar, Eldarya es un tipo de submundo que se encuentra en el mismo planeta Tierra, siendo básicamente un lugar alternativo de este, creado debido al gran odio y sufrimiento que los seres mágicos sufrieron gracias a los humanos, huyendo y cortando cualquier lazo relacionados a estos, no obstante, en ciertas ocasiones los humanos lograban entrar a la dimensión de los faerys por medio de unos portales que pueden ser naturales o hechos por alguien. En el caso de Erika y mío, nuestra teletransportación aquí fue por medio del medio más común y usada por los faerys para regresar a casa, sin embargo, nuestro regreso es prácticamente imposible ya que estos solo sirven como un medio de transporte de ida, no de regreso.

-No quiero estar aquí, Diago – le dije con un hilo de voz – Quiero regresar a la Tierra, por favor – le agarré el brazo en forma de súplica, Dios, más patética no podía llegar a ser. Este mundo me perturba en cada aspecto, no soy de aquí, no pertenezco aquí. Además, siento que mi simple presencia hace despertar un odio innato en los faerys.

-Ojalá fuera tan sencillo, Leonor – me miró con lastima, quitando mis manos de su brazo– La apertura de portales hacia la Tierra requiere de muchos elementos que son muy difíciles de conseguir, estos se recaudan para que los líderes de las sociedades grandes puedan viajar hacia la Tierra para traer suministros de comida – explica el pelinegro tratando de hacerme reflexionar por mi egoísta petición.

Suspiré exasperadamente, soy una ingrata. Eldarya, a pesar de ser un mundo mágico repleto de ser mitológicos y animales exóticos, su vegetación es tan escasa y vacía en nutrientes, causando una gran hambruna en su población y que las sociedades pilares tomen medidas extremas como viajar a mi mundo para recaudar víveres, simplemente están desesperados.

Su suelo es tan infértil a pesar de todos los esfuerzos que estos hagan para que esta sea sana, comparándose como una sequía.

Un silencio tenso se creó entre nosotros, Diago seguía viéndome directamente sin pestañear mientras que yo miraba atentamente el suelo de madera. El único sonido que se lograba alcanzar a oír era la de mi nariz tratando de contener los mocos que caían.

Cayendo (Eldarya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora