Capítulo 7

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Estiro los dedos de mis pies descalzos al sentarme en la mesa junto con Selene, Kalen y Eyna, mantenerme con esos zapatos durante todo este tiempo realmente ha sido una tortura, siento como la circulación regresa a mis pies.

- ¿Algo novedoso? - pregunta Kalen acercándome un platillo parecido a un sándwich. Instantáneamente tomo la comida y empiezo a comer con desesperación.

-Erika se encuentra aquí- hablo con trabajo mientras trato de tragar la comida. A pesar de que el sándwich tiene los mismos ingredientes que uno y la misma imagen, los sabores que exploran mi boca se sienten insípidos.

- ¡Eso es increíble! - habla emocionada Selene sacudiéndome ligeramente del hombro - ¿Ya la pudiste ver? – pregunta con una gran sonrisa.

Niego ligeramente con la cabeza. A pesar de qué la noticia sea una muy emocionante, mis ánimos se encuentran hasta el suelo, no tengo ganas de nada, no quiero nada.

-No pareces emocionada – interviene Eyna entrecerrando sus ojos.

Suspiro agotada mientras me recuesto en la mesa. Tienen razón, debería de estar recorriendo cada rincón de este castillo para encontrar a mi mejor amiga, sin embargo, no me siento emocionada ni motivada.

Sí, si la quiero ver, pero las energías que tuve en un inicio se habían desvanecido ante las palabras de Miiko.

"No importaran tus resultados en la prueba, obligatoriamente vas a ser parte de alguna guardia"

Prácticamente me han sometido a ser recluta de un bando por un mundo que apenas acabo de pisar. Voy a morir patéticamente en combate por algún ser mágico sin la mínima posibilidad de defenderme dignamente, en cualquier caso, me encuentro en una lamentable desventaja.

-Me han obligado a ser recluta de una guardia- confieso dándome ligeros golpes en la cabeza con la mesa.

-Que bajo han caído para reclutar a una humana, sin ofender – añade Selene frunciendo el ceño ante mi noticia.

-Vas a ser inútil – dice Eyna mientras se sirve una jarra de lo que parece ser jugo de naranja.

- ¡Carnada! – le calla Kalen ante la actitud prepotente de la sirena, no obstante, lo dicho por ella no parecía ser por cizaña, al contrario, decía la verdad.

-Tiene razón, a pesar de que tengo resistencia al ejercicio no sé cómo defenderme – regreso a mi posición original para seguir comiendo – Voy a morir en mi primer entrenamiento.

-No es para tanto, estoy segura de que no te enviarían a una misión importante – asegura Selene dándome unos ligeros ánimos.

-Independientemente, ahora todas las misiones son un peligro – la sirena se levanta de la mesa para recoger los platos de los demás – Deberías tener la bendición del Oráculo para no morir en el intento.

Resueno de nuevo mi cabeza contra la mesa. Maldita sea, con que así se sentían los soldados en las guerras mundiales, La Alianza del Eje que reclutó a civiles judíos y polacos a pelear en contra de las personas que combatían por ellos y por su libertad.

En sí, soy un prisionero de guerra.

- ¿Te han dicho sobre la prueba de identidad? – pregunta el brownie el tema que ha revolucionado mi existencia.

-El jefe de absenta se está encargando de eso – comento deprimida jugando con un pedazo de tomate que se había caído de mi emparedado.

Las posibilidades de que yo tenga un minúsculo porcentaje de ellos es la misma probabilidad de que yo conozca a mis padres biológicos. Es simplemente irónico, no tengo rasgos que me asimile a ellos, no tengo un color raro de ojos ni de cabello, incluso mi estatura es considerada normal en Europa a pesar de que mido 1.77 centímetros y aquí por lo que he analizado, sus alturas son mayores a la mía.

Cayendo (Eldarya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora