CAPÍTULO 1

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Rubiales

La alarma sonó y obligué a mi cerebro a despertarse, solté un gruñido y froté mis ojos hasta dejar de ver borroso. Tras un par de intentos de apagar el dichoso sonido me levanté.

Intenté no tropezarme con las cajas de la mudanza y llegué al baño con dificultades.

Abrí el grifo y me eché agua para quitarme la cara de dormida que se me veía a kilómetros. Me lavé los dientes e intenté desenredar mi cabello.

—Buenos días Devin —Axel cogió el cepillo de dientes junto una crema de manos, cuando me dí cuenta de que su intención era echar la crema de manos como si fuera pasta de dientes se lo arranqué de las manos y le tendí la pasta —. Oh, gracias.

—Buenos días a tí también —rodé los ojos y salí del baño —. Y date prisa, salimos en un cuarto de hora.

Hoy era nuestro primer día de universidad en una nueva ciudad, en un nuevo país.

Nos habían aceptado en el último minuto ya que nos confirmaron la entrada a principios de vacaciones y, entre exámenes finales y problemas familiares, no nos dió tiempo a organizarnos correctamente.

Brunnel no era especialmente grande, solamente contaba con tres ciudades en su interior. Kindston, la capital de Brunnel, era ahora donde se encontraba nuestra actual casa y universidad.

Me vestí rápidamente con lo que había preparado el día anterior y salí de mi habitación agarrando mi bolso en el camino. Una vez en el salón me senté en el sofá esperando que mi mejor amigo saliera de una vez.

Me llegó un mensaje de Zac en el que decía que llegaría en cinco minutos y que le consiguiera algo de desayunar.

—¡Axeeel!

—¡Ya casi estoy!

Puse los ojos en blanco, seguramente ni había salido del baño, me acerqué a la cocina y agarré una barrita de chocolate y una manzana, lo guardé en mi bolso y asomé mi cabeza por el pasillo.

—¡Zac llega en cinco minutos, como no muevas tu culo más rápido vamos a llegar tarde al primer día! —Axel se asomó por la puerta de su cuarto con su camiseta al revés, ahorré mi comentario pero no pude evitar que una sonrisa se me escapara.

—Ya estoy, ¿qué pasa, me he cortado al afeitarme o algo? 

—No, nada —se me escapó la risa, cogí las llaves y me dí la vuelta —. Pero… mírate en el espejo antes de salir.

Mientras Axel se percataba de su error, yo abrí la puerta y salí del apartamento, Axel no tardó en seguirme y bajamos las escaleras que parecía que se caían a cachos.

Llegamos al portal y Zac se encontraba apoyado en su coche mientras se terminaba un cigarrillo.

—¡Zac! —abracé a mi amigo más reciente y saqué de mi mochila lo que había cogido de la cocina —. Te he traído esto, toma.

—Por eso me caes mejor que Axy —Axel rodó los ojos por su apodo y le dió un mordisco a la manzana.

—Lo que tú digas Zacky —mi mejor amigo le ofreció una sonrisa y se metió en el coche.

Zac y yo lo seguimos y nos montamos en el coche mientras hablábamos de banalidades.

A Zac lo conocimos en el verano y fue una de las principales razones que nos incentivó a quedarnos en Brunnel. Resulta que sus padres son dueños de una empresa de turismo y él les ayuda de vez en cuando.

Como el viaje lo hicimos junto a nuestra familia, nuestros padres contactaron con los suyos, se llevaron bien y surgió una bonita amistad entre ellos y nosotros.

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⏰ Última actualización: May 14, 2021 ⏰

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