𝕸𝖆́𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓𝖆 𝖕𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖆 (ᴛᴜ́ ᴇɴ ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴅᴇ ᴘᴀᴘᴀ́s)

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 3

POV. ______.

Llegamos a una casa bastante bonita, a decir verdad. Papá estacionó la moto fuera de la cochera del lugar y comenzó a avanzar a la puerta. Yo por mi parte, me quedé al lado de la moto mirando el césped.

Dusty se dió cuenta de que no lo seguía así que se detuvo.

—¿Qué esperas? Anda. —Animó.

Negué con la cabeza y le sonreí. -Me quedaré aquí, para, ya sabes, cuidar la moto y que nadie se la robe.

—Nadie se la va a robar ______. Ven. —Me extendió un brazo, y estaba por avanzar pero escuché unos gritos desde adentro de la casa.

La puerta se abrió y salieron dos niños pequeños, que gritaban eufóricos avalanzandose a mi apa. Seguidos de una mujer muy bonita.

—¡Papito!

—¡Hey, ¿qué tal?!

Yo me quedé viendo desde mi lugar, incómoda.

Después de unos segundos se dieron cuenta de mi presencia, así que me puse nerviosa, no me gusta ser el centro de atención. Traté de sonreír pero no me salió.

—¿Y tú quién eres? —Preguntó curiosa la niña.

—H-hola...

Dusty aka mi padre, (qué estaba hincado para estar a la altura de sus hijos) comenzó a hablar.

—Megan, Dylan, ella es ______. Es su hermana.

Los morritos abrieron la boca sorprendidos.

—¿Enserio?

-Si, enserio.

Entonces la niña se me abalanzó a mí.

—¡Hermanita!

—Hey...

Correspondí su abrazo forzosamente, realmente fue muy flojo. El niño, en cambio, me veía receloso y algo confundido.

—Pero... —Dylan frunció el ceño. —Si es nuestra hermana, ¿Por qué no la conocíamos?

—Porque ella vivía con su mamá. —Respondió tranquilamente papá.

—¿No tenemos la misma mamá? —Se sorprendió Megan.

—¿Entonces como es nuestra hermana? —Cuestionó Dylan.

—Miren niños —Comenzó a decir la que al parecer era Sara. —, Tal vez no parezca que son hermanos, porque no son de la misma mamá, pero, como comparten el mismo papá, entonces eso los convierte en medios hermanos. —Explicó la mujer.

Los más chicos soltaron un Oh y asintieron.

Sara nos ofreció pasar, y pues aceptamos. Bueno, más bien papá aceptó y luego me obligó a entrar. Ella no se veía muy cómoda con nosotros aquí, o bueno, con papá, conmigo era más neutral.

Me senté en una esquinita de un sillón, estaba muy incómoda, y casi sentía venir el ataque de ansiedad. Por lo general me pasa cuando estoy entre desconocidos y más si es un lugar cerrado.

Papá hablaba con sus otros hijos y les contaba cosas, y ellos a él. A mí me enseñaban sus juguetes y algunas cosas más, pero cómo vieron que tenía poco interés en eso, prefirieron pasar todo el demás tiempo con papá.

No quería ser grosera, pero pues... Nada, simplemente no quería estar ahí.

Noté que Sara me miraba de reojo, y cuando se daba cuenta de que la descubría me regalaba una cálida sonrisa. Ella me daba un poquito de confianza, no sé, se veía buena gente.