SANEMI

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Se levantó de golpe jadeando y respirando agitadamente. Sentándose en el futón intentó relajar su respiración mientras ponía una mano sobre su pecho lleno de cicatrices sintiendo como su corazón palpitaba rápidamente. Estaba sudando profundamente y no podía calmarse

Una vez más tuvo esa maldita pesadilla, el recuerdo de cómo su familia había muerto. El simple pensamiento de ello hizo que se estremeciera e inconscientemente apretó las mantas que cubrían su cuerpo con una expresión tensa en su rostro. Su corazón seguía palpitando rápidamente y su respiración aún era algo errática haciéndolo sentir incómodo

Sintiendo que no podía más consigo mismo tuvo que tomar su última opción. Apartó con violencia las mantas que lo cubrían y se levantó de golpe mientras salía de su habitación, caminando por el pasillo con pasos rápidos. Iba a un lugar en específico de esa amplia mansión que oyakata-sama tenía (cada uno tenía una habitación asignada)

Aunque no le temía a la oscuridad no pudo evitar estremecerse al ver el largo pasillo oscuro que tenía delante. Ignorando la sensación de miedo que tenía en su pecho aceleró su paso hasta que llegó a una habitación en específico. No toco, simplemente abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido y con calma se adentró a la habitación mientras cerraba la puerta detrás de él

Observó la habitación un momento antes de que sus ojos cayeran sobre el pequeño bulto que estaba sobre el futón en medio de la habitación. Se quedó quieto frente a la puerta un par de segundos antes de avanzar hacia kagome que estaba completamente dormida

Se arrodillo al lado del futón y con cuidado alzó la manta solo para recostarse al lado de kagome con movimientos suaves. Sabía que no debía de estar haciendo eso sin permiso, pero él no quería que kagome viera el estado en el que estaba, y tampoco quería dormir solo, así que su única opción fue dormir a su lado sin despertarla. Solo tenía que asegurarse de salir antes de que kagome despertara y todo estaría bien

Una vez que estaba cobijado y acostado cómodamente en el futón de kagome, su cuerpo empezó a relajarse lentamente, sus latidos se normalizaron al igual que su respiración haciendo que suspirara con alivio. Incluso los temblores incómodos que estaban invadiendo su cuerpo pararon

Su única fuente de consuelo y alivio era esa pequeña mujer que estaba dormida a su lado. Era extraño, pero lo aceptaba completamente. Cerró los ojos con calma y lentamente se dejó caer en un sueño profundo sintiendo la presencia y calidez de kagome 

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