Los Hermanos Black ||Tom Riddle

|| C A P I T U L O 2 ||

Kate Black

Han pasado casi cinco días desde que volví de Francia, debo admitir que no he estado mucho tiempo con Sirius, el se la pasa saliendo o metiendo gente en secreto.

No le he avisado a mis padres de mi llegada a Londres, pues no quiero que interrumpan su viaje a Escocia.

Estoy en mi habitación leyendo un libro cuando la puerta abre con cuidado, es Kreacher.

—Ama Kate... ¿Desea comer algo?

—De hecho si, tengo algo de hambre.

Kreacher comienza a caminar a donde la cocina está y yo lo sigo con un libro entre mis manos.

Cuando paso por la sala puedo escuchar muchas voces por lo cual deduzco que los amigos de Sirius están aquí también.

Ya en la cocina, Kreacher me prepara una especie de ensalada fría para este verano, cuando la pone sobre la mesa no dudo en tomar pedazos de esta y pasarlos a mi boca directamente, cuando estoy en medio de un bocado una persona tapa mi vista.

Alzo una ceja y levanto la cabeza para toparme con uno de los amigos de Sirius.

—Eres James ¿no?— digo dejando la cuchara en mi plato de nuevo.

—Tu eres Kate, ¿no?

—Sabes quién soy, así que dime ¿paso algo?— digo cruzándome de brazos.

—Estaba pasando por aquí y te vi.— dice tomando una silla frente a mi, separándola del comedor para luego sentarse en ella.

—Claro, te invito a sentarte.— hablo con sarcasmo ante su acto.

—Es que debo decir que tengo curiosidad.— dice recargando sus hombros sobre la mesa. —Una hermana Black de la que nunca había escuchado.

—Bueno, soy un secreto.

—¿Estudiabas?— pregunta.

—Claro.

—¿Dónde?

—Beauxbatons.

—¿Por qué no fuiste a Hogwarts?

—No quise.

—¿Negro o Blanco?

—Azul.

James sonríe por mi respuesta.

—Esa no estaba en las opciones que te di.

—Es mi color favorito ademas ¿Ahora me mandas?— preguntó levantando la ceja.

—Claro que no.— Explica. —Era una pregunta solamente.

—¿Me dejas comer?

—Estoy tratando de ser amable contigo.— dice con una sonrisa.

—Adiós.

Me levanto de mi silla y con rapidez salgo de la cocina, pero para mí mala suerte me topo con mi hermano mayor.

—¿Kate?

Pero no es el hermano que creen.

Regulus está parado a unos metros de mi con una pequeña maleta, es obvio que los amigos de Sirius salieron con rapidez, pero escucho unos susurros detrás mío.

Volteo y encuentro a los mejores amigos de Sirius y al mismo Sirius Black pegados a la puerta trasera. Es obvio que mis padres no los dejan estar aquí.

—¡Regulus!— digo para que mi presencia sea suficiente distracción.

—¿Cuándo llegaste?— pregunta acercándose a mi.

Con rapidez me acerco a él evitando que vea a quienes están detrás de él.

El me abraza con mucha fuerza, puedo ver que está muy feliz.

—¡Kate!— dice moviéndome de un lado a otro en el abrazo. —No esperaba que regresaras estas vacaciones.

—Quería que fuera una sorpresa.

Mi padre aparece detrás de él, su figura hace tensar mi cuerpo casi de inmediato, no nos llevamos muy bien.

—Kate.— dice con un simple gesto para luego caminar directamente a su estudio.

Digamos que la última vez que nos vimos no fue la mejor de todas...

Meses antes de comenzar
las clases

—Entiéndelo padre, es una escuela igual que Hogwarts, simplemente no quiero estar aquí.

—¡No re atrevas a decirlo!— advierte.

—¿Qué? ¿Que me da vergüenza que sepan que tú eres mi padre?

La mano de mi padre se eleva al aire y antes de que esta impacte con mi rostro algo se pone frente a mi.

—¿Qué ibas a hacer?— pregunta una voz, reconozco esa voz, pero es totalmente diferente a como la escuchaba.

Regulus está frente a mi puedo notar su cara de enojo y a algunos pasos está Sirius.

La voz de Regulus es fría, cortante, como si de un robot se tratara.

Por eso decidí no intervenir más de lo que debía, al menos con mi padre.

Mi madre está a unos pasos míos y se acerca a darme un beso a la mejilla.

—Es un gusto verte querida.

—Gracias.

Digamos que tampoco nos llevamos bien.

—Debes contarme todo de Francia.— dice sentándose en un sillón.

—Tal vez en la cena pueda decirnos todo sobre la escuela.— comenta mi madre desde el final de las escaleras.

Yo asiento un poco tensa.

Y para mí mala suerte un grito se escucha en el patio de mi casa.

—¿Qué fue eso?— dice Regulus caminado a la cocina.

Abro los ojos sorprendida, dios.

Todavía que los ayudo gritan en el patio. ¿Es una broma?

—No es nada.— intentó distraerlo. —Ven a mi habitación, te traje cosas interesantes.

Lo arrastró conmigo a la sala mientras por una pequeña ventana veo como los amigos de Sirius se saltan la pequeña reja que divide nuestro patio del mundo exterior.

—Que raros.

—¿Quienes?— pregunta Regulus subiendo las escaleras.

—Nadie, nadie camina.— digo empujándolo para que suba.

Estás serán unas vacaciones interesantes...