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* Aren *

El departamento de Ginny estaba muy bien decorado. Tenía cierto toque hindú que iba muy bien con ella.

Junto con las pizzas pedí unas cervezas. Me sentía muy a gusto allí, aunque hace unos minutos con sus manos y su mirada sobre mi cuerpo, casi perdí el poco control que me quedaba.

Se sentó a mi lado en el sillón y prendió la tele, mientras yo aproveché para observarla un poco. Llevaba puesta una camiseta blanca que le quedaba muy holgada, con unos shorts azules ajustados para estar en casa. Su pelo tenía unas ondas naturales y el piercing que tenía en su labio me llamaba más que nunca. En un impulso, estiré mi mano y lo toqué.

- ¿Por qué te hiciste ese piercing? - le pregunté. Me miró extrañada y se alejó un poco de mí.

- Hey, que te haya visto desnudo no hace que me puedas estar tocando así - ups, la cagué - esta noche no pasará nada entre nosotros, ¿está bien?

Había levantado el dedo para dejar muy claro su punto y me miraba muy fijamente con sus ojos de fuego. Sabía que se enojaría más si me reía, pero es que no entendía como en ese pequeño cuerpo podía caber tanto enojo. Me pregunté si el motivo de su repulsión hacia mi tacto es que yo le causaba asco, o tal vez es que estaba a la defensiva porque yo había demostrado demasiado mi interés hacia ella. Tenía que hacer algo para que bajara las barreras hacia mí.

- Calma, chica fuego. Hagamos algo ¿sí? Así te quedas tranquila: hagamos una promesa de meñique de amistad. No voy a intentar meterme entre tus piernas nunca a menos que tú me lo pidas. Quiero ser tu amigo. - la miré intentando inspirarle confianza. No sé por qué dije esto y ya me estaba arrepintiendo.

- Pero... ¿y si ganaras la apuesta?

- Ya no me importa esa apuesta. ¿Amigos? - le tendí el meñique.

- Amigos. -dijo sonriendo. Estaba sintiendo muchas sensaciones contradictorias con aquello, pero en ese momento tocaron la puerta para traer la pizza.

Me levanté de un salto y fui a pagarla antes de que ella pudiera hacerlo. Abrí la puerta y me sorprendí viendo que quien nos trajo la pizza era una chica. Pf, Aren, vivimos en el siglo 21. La chica tenía muchos tatuajes y se veía linda.

-Aquí tienes, bombón - dijo y me guiñó el ojo. De repente Ginny apareció al lado mío y tomó la pizza de un tirón,y acto seguido, agarró el dinero que yo tenía en la mano y se lo entregó a la chica.

- Ah, sí muchas gracias. Aquí está tu propina, buenas noches - cerró la puerta rápidamente y se dirigió a la mesa con la pizza y las cervezas. La chica se había quedado con los ojos como platos detrás de la puerta.

- ¿Qué fue eso?

- ¿No te molesta que las mujeres se comporten así alrededor tuyo?

- Ah, esa eras tú haciéndome un favor. Qué linda, gracias. - dije irónicamente mientras reía. - La próxima vez que me encuentre en apuros bajo las garras de alguna chica no dudaré en llamarte.

- Para eso están las amigas ¿no? - me dijo sonriendo. Me acerqué a ella y le saqué la pizza de las manos, busqué entre los cajones un cuchillo y comencé a dividir las porciones.

- ¿Quieres abrir las cervezas mientras corto?

Nos sentamos en el sillón con toda la comida lista y yo estaba famélico. Quería comer 8 pizzas enteras. Devoré las porciones que me tocaban y quedé con hambre.

- Voy a pedir un helado - sentencié.
- ¿Qué película vamos a ver?

Ginny empezó a buscar entre los canales y dejó una de terror. Me sorprendió que no dijera nada acerca de que era un día de semana y mañana teníamos clases.

A shot of GinevraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora