Lan SiZhui tenía una vida perfecta: El mejor estudiante de la escuela más prestigiosa de la ciudad, una familia igual de prestigiosa con gran influencia en la industria musical y cinematográfica, unos padres que le demostraban su amor a diario y un...
Un cambio de vida era lo que Lan SiZhui necesitaba; nueva ciudad, nueva escuela, nuevos compañeros de clase y por supuesto, una nueva identidad. Pero no, nada de eso parecía posible para él.
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—A-Yuan, ¿Listo para tu último año escolar? – Consultó su A-Niang, mostrándole una enorme sonrisa que iluminaba su rostro. Wuxian llevaba su mano derecha metida dentro de uno de los bolsillos de su chaqueta, y la otra acariciaba la cabeza de su hijo con suavidad, como si quisiera retener el momento.
El joven vestido con un pulcro uniforme asintió con la cabeza lentamente, dedicándole también una sonrisa al mayor. Sin embargo, esta no lo convenció lo suficiente. Durante las vacaciones de fin de año, Wuxian había notado un gran cambio en la actitud de su hijo, un cambio que quizá solo él era capaz de percibir. Lo conocía, conocía a su hijo mucho más de lo que él mismo lo hacía.
—Sabes que puedes confiar en mí... – Comenzó a decir, pero fue interrumpido por el sonido de un auto que se detuvo frente a ellos, haciendo que ambos se dieran cuenta de que ya habían llegado a la entrada de la escuela "Receso de las nubes". El sol matutino se reflejaba en las ventanas del edificio, proyectando un brillo cálido y acogedor.
—No tienes que preocuparte, A-Niang, estaré bien. – Comentó SiZhui mientras abrazaba fuertemente a Wuxian. La suave risa de su padre escapó de sus labios al recibir los mimos, y el calor de su abrazo lo llenó de tranquilidad.
Que su mamá lo acompañara a la escuela el primer día de clases era una costumbre que tenían desde que SiZhui era muy pequeño. Eso, lejos de avergonzarlo, le hacía muy feliz. El recuerdo de sus años de infancia flotaba en su mente como una nube suave.
—No puede ser, mi pequeño rábano ha crecido tanto. – Se quejó Wuxian, formando un puchero con sus labios. Ahí estaba ese comportamiento infantil de siempre, que SiZhui adoraba.
Se despidió del menor con un beso en su mejilla y se fue. SiZhui lo vio alejarse, sintiendo una mezcla de emociones.
Vamos, Lan Yuan... Solo un año más. – Se dijo a sí mismo en su mente, solo tenía que seguir manteniendo sus notas perfectas y no causar molestias a los mayores.
Con eso en mente, se abrió paso entre los grandes portones de la escuela, listo para enfrentar su último año escolar.
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