Capítulo 18

23 1 0
                                    

Emily

Ya estamos en tercera hora de clase, quiero que la hora se pase lenta, porque estoy muy, pero muy nerviosa por lo de Cristian. A penas me acuerdo de Saúl en lo que llevo de día. Me pongo a atender a la clase de Inglés mientras tanto.

Toca el timbre.

-Ana, ¿me acompañas a buscar el bocadillo?

-Tengo que ir con Rubí y con Jessika a buscar al maestro de Geografía, lo siento. -Me dice y me voy a la cafetería.

En cualquier momento puede aparecer Cristian, dijo que iba a buscarme, voy a tranquilizarme un poco porque sino se va a reír de mi. Llego a la cafetería y pido mi bocadillo.

Cuando me doy la vuelta para salir me encuentro con Cristian.

-Pequeñaja. -Me dice riéndose.

-Hola. -Le digo con una sonrisa tonta.

-Bueno, vamos a sentarnos a algún sitio, ¿no?

Yo solo asiento con la cabeza, estoy nerviosa a más no poder. Mientras vamos caminando me mira a cada rato y sonríe, eso solo hace que me ponga aún más nerviosa. Por fin llegamos a unos bancos que están en el piso de abajo del instituto y nos sentamos.

-¿Nos presentamos a ver que tal? -Dice apenas nos sentamos -Venga empiezo yo. Bueno, me llamo Cristian, tengo 17 años y... ahora mismo estoy sentado en un banco con una niña que es una vergonzosa. -Sonríe.

Me río porque estoy nerviosa y se me queda mirando.

-Sé que soy un poco vergonzosa... Lo siento. -Digo y aparto la mirada.

-Yo sí que tendría que tener vergüenza ahora mismo, que no me conoces y te pido que quedes conmigo. -Dice y parece que se sonroja un poco -Venga venga que te toca presentarte. -Cambia de tema.

Se le nota que esto de hablar con chicas lo tiene controlado, al contrario que yo.

-Pues... soy Emily y tengo 14 años recién cumplidos. -No me quisiera ver la cara de tonta que se me habrá quedado al decir esto.

-Pues muy bien Emily, encantado. -Me dice y nos damos dos besos en las mejillas.

-Estoy nerviosa. -Digo y parece que me voy a echar a llorar.

-¿Te puedo dar un abrazo? Para que se te quiten un poco los nervios, digo...

-Sí, porfi. -Digo y parezco la niña más mimosa del mundo.

Tiende los brazos y se acerca hacia mí para abrazarme.

En cuanto me rodea con sus brazos, la seguridad que siento es demasiado grande, no quiero que me suelte, nunca.

Cuídame a tu maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora