05 ⭐ SUAVE AZUL

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La impresión me deja sin palabras, inmóvil hasta lograr procesar lo ocurrido, y lo único que hago es corresponder su abrazo

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La impresión me deja sin palabras, inmóvil hasta lograr procesar lo ocurrido, y lo único que hago es corresponder su abrazo. Con aún más fuerza, intensificándolo y llorar en su hombro hasta sentirme mejor.

Él me consuela y se queda a mi lado en todo momento, acariciando mi cabeza. Intentando molestarme, me despeina y me despego para mirarlo.

—Me dejarás aún más fea—le digo.

—Eso es imposible, ¿Ya te viste en este momento? —se burla.

—¡Tonto! —lo empujo ligeramente, indignada.

Haciéndome reír, ambos sonreímos en conjunto, aún juntos en el escondite debajo de la escalera.

Nos separamos, recoge la caja y me la entrega. La miro con inquietud y después lo miro a él.

—Tengo una solución para que esta caja sorpresa vuelva a verse feliz. Sostenla—me indica y con delicadeza la sostengo.

Es una pequeña caja negra con brillos plateados, figuras de planetas y un moño colorido, tornasol.

Abre la caja, quitando la tapa y después busca en el desordenado contenido lo que parece un empaque de calcomanías. Las destapa y despega una de un sol para ponerla en la parte dañada de la caja, hace lo mismo con otra de una nube. Cubriendo el papel rasgado.

—¿Qué haces? Intentar ocultarlo no funcionará a mejorar el aspecto, seguirá estando dañado por debajo—interfiero.

Niega y después despega otra.

—No intento ocultarlo, simplemente estoy uniendo las partes rotas. Resaltarlas, más que ocultarlas.

—No entiendo—le digo confusa.

Se acerca y me pega una calcomanía en la mejilla, haciéndome tambalear la caja que sostengo.

—¡Oye! —me quejo y a la vez me da gracia.

—Necesitas esa oscuridad para poder brillar con más intensidad—sonríe y me limpia las lágrimas. —Ahora es un arcoíris—apunta a la calcomanía que me acaba de pegar.

Me quedo sin palabras. Se levanta y me ofrece su mano.

—Dahaek-Ho—le hablo, haciéndolo esperar. —Gracias—le sonrío genuinamente.

Sonríe y asiente.

Aprovecho al tomar su mano y levantarme, agarro una calcomanía al azar y se la pego en la frente para después tumbarlo e irme corriendo divertida, dándome ventaja de escapar.

Agridulcencanto [2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora