La entrevista al señor Edward

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- La vida es cruel y corta, es lo que es, naces, vives y falleces, uno pasa por muchas etapas, como la niñez, la adolescencia, la adultez y...la vejez ¡que lastima es llegar a la ultima! Vejez solo puede tener un significado : Pena. Si, pena, por que ya no puedes valerte como antes y otra gente hace por ti las cosas ¿por que creen que dan el asiento a un adulto mayor? Una es por respeto ya que nosotros hemos vivido mucho e indiscutiblemente somos sabios en muchos aspectos. pero la otra es por pena por que uno ya no puede pararse sin tambalear. - dijo el anciano.

- ¿y la familia?

- Mi esposa, es una mujer muy fuerte e independiente aún, y nos queremos mucho, pero estamos solos, ¿sabe? Mas de ocho navidades las he pasado solo con ella, todas las festividades, a decir verdad, extraño mucho a mis hijos, pero estoy orgulloso de ellos, el mayor es un gran médico y el segundo un gran bailarín, mi esposa y yo estamos verdaderamente felices por ellos, son nuestros hijos, nunca los abandonaría, pero ya ve como es la vida, que irónicamente uno se las da y ellos te la quitan.

-¿Por qué cree que se debe la separación de sus hijos y usted?

- porque, quizás he sido mal padre, no lo se, creo que es por envejecer.

-¿envejecer?

-claro, ya le dije eso, la pena, pero la pena hacia la gente como yo solo la tiene las personas que creen ser buenas, en cambio, mis hijos no me tienen pena, no se en que clase de persona los convierte. -contesto triste.

La entrevistadora lo miro entristecida, con pena.

-¿como es su vida diaria?

- Bueno, me levanto, cada día se me complica un poco mas, ya sabe, por mi espalda. Luego hago el desayuno y lo como con mi esposa, me baño y lavo mis dientes, por ahí como las once y media de la mañana, voy media hora con mi esposa al parque, ella dibuja, y yo le converso sobre lo que veo, es mi hora favorita del día. Después, volvemos a casa y almorzamos, en la tarde, leemos un poco, o volvemos al parque hablando sobre que estarían haciendo nuestros hijos. -Sonríe nostálgicamente para seguir hablando -nuestra tarde es aburrida, solitaria, aunque nos tengamos uno al otro. pero a las seis en punto tomamos once y en la noche como a las nueve nos acostamos a dormir y en ese tiempo en que el sueño se va un poco hablamos de cosas muy triviales, generalmente de nuestros hijos.

- ¿ama a sus hijos, es así?

- ¿Qué si los amo? ¡Señorita! ¡yo adoro a mis hijos con mi alma entera! Si algo les llegara a pasar no me lo perdonaría nunca.

- ¿Cómo se siente con este... -la entrevistadora hizo una pausa y continuó -....este rechazo de sus hijos a usted?

Al caballero sentado frente a ella, con un traje color crema y una camiseta amarillenta acompañada de un corbatín y el pelo canosos peinado hacia el lado derecho le incomodo la pregunta ¿Qué podía pensar? El amaba a sus hijos y a su esposa, pero estaba cansado, cansado de vivir, por que a pesar que adoraba a sus hijos, no podía tapar el sol con un dedo, el sabia que lo que hacían estaba mal, el estaba mal, el se quería ir y descansar, pero la vida es injusta y tiene altibajos, pero había algo que siempre lo trae devuelta a la realidad, la sonrisa de su nieta, ¿Qué habrá pasado con ella? ¿sabrá que tiene un abuelo que la ama? El solo la vio una vez, hace ocho años.

-No hay rechazo -mintió -Ellos deben estar muy ocupados, son profesionales.

Al caballero se le humedecieron los ojos y su mandíbula empezó a temblar, quería llorar, debía llorar, tenia que desahogarse y el no es el único que se siente así, lo sabe, pues hay mas persona de su edad con las mismas y peores condiciones que el, ¿Cuántos nietos habrán sin saber que tienen un abuelo? ¿por que los hijos dan ese rechazo? ¿por pena? ¿tan feo es tener un padre que da todo por ti y aun así envejece? Pues envejecer es normal, nadie puede pararlo, es justo que debamos descansar por que aunque uno le tenga miedo a la muerte, esta incondicionalmente llega y con el tiempo te vas dando cuenta que lo necesitas, cuando llegas a la edad del caballero de traje color crema, sabes que es hora.

-¿se encuentra bien?

-claro que si -dijo sacando un pañuelo de tela color azul ya desteñido.

-¿recuerda por que le hacemos esta entrevista, no?

-No, la verdad no ¿podría recordarlo, Señorita?

-Por que queremos saber sobre su estado, sobre su vida, que no merece estar viviendo en esas condiciones de tanta tristeza, que merece que sus hijos lo vengan a ver y respeten, que abrace a su nieta por segunda vez.

-yo...lo siento, debí recordarlo ¿Qué más sigue?

-eso es todo, señor Edward, solo una cosa más...

- ¿si?

-¿Por qué vino a la entrevista?

La pregunta lo tomó por desprevenido, no es que se le haya olvidado el porqué había ido, solo que pensar en eso, lo hizo entender, hizo que su pena creciera, por que aunque la pena que cae sobre el sea la de otras personas, el también siente pena por si mismo, por ser rechazado y solo tener a su esposa, a la cual amaba, sin embargo, amaba muchas personas mas y esas personas no estaban con el, nunca.

-porque... Por que no quiero que mis hijos sufran lo que yo, como usted dijo cuando empezó la entrevista, usted quiere crear una conciencia para gente de mi edad y su familia, quiero que esa conciencia crezca y perdure por que, imagínese, si mis hijos vivieran lo mismo que yo ahora ¡se sentirían muy mal!

-pero sentirían lo que usted, es lo que deben pagar, así es la vida.

-¿usted tiene hijos?

-no.

-ahí está, si los tuviera sabría lo importante que es el futuro para ellos y aunque me estén haciendo esto, no quiero que les pase a ellos.

La entrevistadora le sonrió, una sonrisa amable y fuera de toda pena.

-es una gran persona, lamentablemente, la entrevista llega hasta su final, gracias por haber venido

-gracias a usted.

El caballero se levanto del sillón y camino a su casa, a paso lento, con tambaleo en cada esquina.

En media hora llego a su destino y lo primero que hizo fue ir a ver a su esposa.

-Buenas tardes, ¿Cómo te encuentras? -
pregunto dejando su corbatín arriba del asiento.

No hubo respuesta, eso le extraño, camino hacia estar frente a ella, se acerco y movió su hombro, pronunciando repetidas veces su nombre y el lo entendió. Busco torpemente el pulso de su amada pero no había, se sentó al lado del cuerpo inerte y tomo sus manos, llorado, sin poder creer que se había ido, sin poder creer que ahora su vida iba a ser peor de lo que ya era, que había perdido a todos y no sabia por que. pero sonrió por saber que seguramente ella se había ido tranquila en cierto modo, durmiendo, si eso debió estar haciendo, no hubo dolor, porque todo cayó en el.

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