Cap.2: parte 2

1 0 0
                                    

La noche del sábado pasó lento, tal como Agustín lo había pedido y tal como Federico quería que sea.  El primero en despertarse fue Agustín y para su mala suerte las voces en su cabeza no se habían ido, estaban ahí.
Estaban ahí, eran muy parecidas a las de su madre y abuela, se sentía mal por escucharlas decir su nombre. No sabía qué era lo que estaba pasando pero sí sabía que era lo que escuchaba, y eso era su nombre. Pensar en las preguntas que le dejaba la situación hizo que Agustín se sintiera mal, no entender lo que pasaba en su cabeza era una de las cosas que más le molestaba. No por el hecho de que su mente haya sido en algún punto dotada de claridad, sino porque en esta oportunidad no estaba ni remotamente cerca de encontrar respuestas a esas voces ni de averiguar qué era lo que querían. Se puso en una posición y en un agarre que despertó a Federico con un sentimiento de que algo estaba yendo mal con su compañero de cama. Y de hecho así era, pero Agustín no sabía qué era lo que estaba yendo mal, y decidió que lo mejor era despejar su mente con algo que sin duda le iba a otorgar felicidad. Federico. Federico y su cara de dormido que tenía el placer de ver por primera vez desde que se conocían. Apenas se dio cuenta que su compañero estaba despierto lo saludó con un "Buen día" y Federico respondió con lo mismo. Agustín tenía que admitir que era una situación incómoda, o por lo menos nueva y diferente, era un domingo al medio día y estaba despertando al lado de Federico, un amigo con el que no había salido muchas veces ni había tenido charlas profundas. 
Para Agustín estaba despertando al lado de la persona que le gustaba, no de un amigo de toda la vida. Y eso era lo extraño. Todo estaba yendo muy rápido y a la misma vez parecía que nada avanzaba realmente. Si él quería,  detenía el tiempo en los ojos de Federico, y si quería, lo adelantaba en soledad hasta encontrarse nuevamente con él. 
Para cuando salió de sus pensamientos Federico lo miraba con una expresión extraña y preguntó: 

"¿ En qué hora vivimos?" dijo mirando a Agustín mientras acariciaba su pelo 

"12:30 pm, creo que nos quedamos dormidos jajaja" dijo Agustín un poco nervioso por el contacto con su amigo pero de igual forma conforme con el mismo. 

"Sí, mis padres deben haber ido a correr a esta hora" agregó Federico mientras pensaba por qué tenía la necesidad de seguir perdiéndose en el pelo de su amigo. 

"Si querés puedo hacer algo de desayuno para los dos" ofreció Agustín, le gustaba cocinar y pensar en cocinarle a Federico hacía que  su pasión por la cocina se elevara.  

"Sí, me encantaría" dijo Federico y en cuanto terminó de decir eso vio como su mano se soltaba del pelo de su amigo porque el último se había levantado para ir a la cocina. 

"Me tenes que enseñar donde están las cosas" dijo Agustín y cuando terminó de hablar Federico se había levantado y le estaba diciendo que lo siga.  

El desayuno fue algo normal pero especial a la vez, fueron panqueques y jugo de naranja. Realmente era la primera comida, en horas, a la que Agustín ponía verdadero interés en saber el gusto para decidir si estaba rico para ofrecerle a su compañero. En el momento que decidió probarlos se dio cuenta que en realidad no tenían gusto, de todas formas luego de varias probadas terminó decidiendo que estaban ricos y le ofreció a Federico. El último aprobó el platillo por lo que Agustín se quedó feliz y sorprendido de que no había podido sentir el gusto de los panqueques en un principio, pero se olvidó del tema en el momento en que recibió una llamada de su madre preguntándole cuándo es que iba a volver a casa. Luego de dicha limpiaron todo lo que habían ensuciado en el desayuno, decidieron despedirse por el día pero acordaron ir juntos al liceo el lunes ya que vivían cerca el uno del otro. La despedida fue con un abrazo y Agustín realmente no se centró mucho en protagonizar una despedida memorable, se sentía muy cansado. No tenía mucha energía. No estaba del todo despierto aún. 
Por otro lado, concentraba su pensamiento en lo que significaba todo lo que había pasado esa noche. Para Agustín significaba mucho más que solo una noche con un amigo, pero entendía que seguramente para Federico sólo significaba eso. Una noche de amigos. Y por eso quería evitar darle tanta importancia al asunto, para ahorrarse las posteriores desilusiones. Con Federico siempre eran señales confusas y mensajes medios borrosos y claros.
En el camino a casa Agustín comenzó a sentir como si la gente lo tocara, las voces no estaban pero sentía el contacto físico de personas en su cuerpo, como si ellos lo estuvieran agarrando, presionando, moviendo e incluso manipulando. Pensaba investigar lo que eso podía significar en cuanto llegara a casa, no podía seguir ignorándolo y pretendiendo que no pasaba nada.

Cayendo por un, ¿heterosexual?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora