𝐎𝟑 | 𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄𝐀𝐃𝐀𝐒

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almas embreadas

Recuerdo del año 2017;


CONOZCO A EREN DE FORMA CERCANA, DESDE UNA FIESTA, no había dejado de mirarle en cuanto lo vi debido a que me fascinó la presencia de sus ojos vivaces y su aura de chico bueno-que aún conservó durante un tiempo-en una reunión escandalosa. Si describiera cómo era él y qué idea presentaba ante mi tras la primera impresión, fallaría. Era bastante normal a los 15 y 16, pero en la reunión hecha en su casa, la sonrisa que siempre le dedicaba a sus amigos y sus risotadas, se me habían hecho muy atractivas al igual que su cabello café, muy común, que se definía distinto en los pequeños destellos de luz de los focos blancos del patio de su casa. Lo cierto es que, antes de esa fiesta, nosotros apenas nos hablábamos: a veces solo consistía en saludos cuando nos topábamos en los recesos o cuando nos tocaba sentarnos juntos en clase. Yo era bastante aplicada en clase, no lo suficiente para ser considerada un primer o segundo puesto, pero si como para tener la aprobación de mi madre. Solía juntarme mucho con los chicos inteligentes del salón con claras intenciones, y aun así me dejaban quedarme.

Ver al Jaeger tomar mi brazo en medio de la calle bohemia, mirándome fijamente, me desbloqueó el recuerdo, esa sensación en el pecho a mis dieciséis, cuando me devolvió la mirada en esa fiesta, donde sus ojos verdes ni siquiera se distinguían entre esa luz y penumbra, pero estuvieron allí.

Hitch, una compañera de secundaria, fue quien me llevó a la casa de los Jaeger para divertirnos. Yo no comprendía su concepto de diversión, pero insistió tanto y terminé por aceptar su propuesta y dejar que estilizara mi cabello corto y en capas. La casa no estaba repleta de gente, y, sin embargo, podía identificar a todos y cada uno de ellos, solo viendo sus rostros. Y así, aunque no fue con tan altas expectativas, terminé riendo y bebiendo con un grupo de personas por esas cosas que dicen y hacen los estúpidos adolescentes. Entonces lo vi, y el me vio también, con alguna canción de Disclosure de fondo.

Pero una vez me sonrió, cada uno se perdió con un grupo de personas diferente. Y yo perdí a la única persona que conocía más que a todos los presentes, Hitch, de vista.

Algunos chicos habían empezado a fumar hierba en el patio de la casa, creyendo que es genial cuando en realidad apestaban a mierda y tuve que meterme a la cocina, donde el grupo más cercano a Eren al parecer, jugaban algún tipo de juego. Lo llamaban "las escondidas", típico juego infantil, pero con severos cambios: El primero en ser encontrado deberá beber 6 copitas de licor y convertirse en quien tiene que encontrar a los demás. Y así, sucesivamente. En ese momento imaginé que, mientras más ebrio uno esté, más fácil será de encontrar y, por tanto, serían entre tres o máximo cuatro personas que caerían en lo más bajo del juego.

Yo no quería ser una de esas tres o cuatro.

De hecho, recuerdo haber pensado en escabullirme y tratar de que no me hayan visto ingresar y escuchar todas sus reglas de juego. Pero lo hicieron.

-¡No te escapes, Leonor! ¡Ya te vi! -. La voz de Nifa, una chica mayor que nosotros, quien había repetido el curso más de una vez, me tensó cuando me había dispuesto a salir de la cocina. Volteé y los chicos se estaban riendo de mí mientras me hacían señas para juntarme con ellos. Eren me miró y sonrió otra vez, realizando un esbozo de risa tras cubrir sus labios. Me avergoncé, por consiguiente.

Quien ideó el juego fue Reiner, uno de los chicos más populares de la escuela media. Un chico rubio y alto, quien asemejaba a un hermano mayor y protector para todos, aunque por lo bajo parecía estar metido en cosas algo turbias, pero, al fin y al cabo, solo eran rumores en ese tiempo. Eren siempre solía estar con él.

𝐍𝐀𝐓𝐔𝐑𝐀𝐋 𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐊𝐈𝐋𝐋𝐄𝐑𝐒 ✶ Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora