Jeon JungKook y Kim TaeHyung tienen un matrimonio estable y hermoso desde hace dos años. Pero hay cosas que JungKook no sabe acerca de su esposo y que este mismo esconde.
Park JiMin lleva casado un año y en todo ese año solo han sido pocas las veces...
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El silencio en la habitación era un tanto incómodo y por alguna razón el ambiente se sentía pesado para ambos chicos. Lo único que se podía escuchar era el sonido de la nariz del pelirubio siendo sorbida.
La habitación estaba en una oscuridad casi absoluta, la única luz ahí adentro era la que daba la luna en ese momento; todo gracias al enorme ventanal que se encontraba allí con las cortinas corridas. Pero aún así, esto no era un impedimento total para poder apreciar el rostro de ambos, gracias a esa poca luz se podía apreciar de una manera un poco clara las expresiones de cada uno de ellos.
Y aunque JiMin mantenía la mirada en el suelo, no podía evitar mirar de reojo por pequeños segundos para observar al chico que estaba aún lado suyo. Pensó que lo mejor sería irse, pues recordó que su amigo lo trajo a una propiedad desconocida, en un lugar desconocido y (muy probablemente) una persona que desconocía su existencia. Sin embargo, en esos momentos su cabeza estaba hecha un lío, muchas cosas que pensar, que procesar y entender, muchas dudas e inseguridades, tenía tantas cosas en la cabeza que no sabía ni siquiera por dónde empezar, no sabía que hacer. Se sentía perdido.
Quiero irme..., solo quiero irme de aquí. Se está volviendo pesado.
Lo único claro que tenía en esos momentos era que, quería irse, salir corriendo y no mirar atrás, no pensar en nada más porque sentía que si lo hacía, que si dejaba que todos sus sentimientos se hicieran presentes y tomarán el control sería algo muy malo para él. JiMin sabía que sería muy complicado tratar de buscar una respuesta ahora y lo sería aún más porque, se sentía al borde del colapsó. Él sabía que volvería a caer en lo mismo.
—. ¿Estás bien?
No respondió, se quedo callado mirando el piso, fijando su vista en algún punto muerto; sus manos se encontraban reposando en sus piernas, mientras que sus manos formadas en puño apretaban cada vez más fuerte su pantalón.
—. Entiendo que no quieras hablar, debes estar muy conmocionado y confundido.
Estoy destrozado.
—. Justo ahora quisiera hablar contigo sobre el tema por el cuál vine aquí, pero al verte de esta forma simplemente no puedo hacerlo. Las palabras no salen de mi boca... Es tan difícil.
Simplemente no había respuesta, y en su parte no era totalmente porque no quería hablar, sino, que simplemente su garganta dolía demasiado como para poder formular una palabra o emitir algún sonido. Duele, callarte duele mucho..., no poder gritar tu dolor lo es aún más.
—. Quisiera protegerte.
Sus ojos se abrieron por la sorpresa de escuchar aquellas palabras, rápidamente llevó su mano a su boca para callar los sollozos que se aproximaron a salir; las lágrimas que antes caían con lentitud y calma ahora lo hacían con constancia. Se inclino un poco más sobre si mismo, comenzando a llorar sin poder ocultarlo, porque aunque se obligaba a él mismo a guardar silencio, simplemente ya no podía seguir sufriendo callado.
