Cornerstone

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Volkov se encontraba saliendo de su coche en la ya noche mientras entraba a un bar. No tenía una buena "racha" cuando se trataba de olvidar a aquel rubio que lo dejo en coma por tanto tiempo. No podía mentir, sus otros intentos hablaban por si solos

Recuerda cuando entro a un bar en el norte con intenciones de solo beber pues en su casa ya no existía ni una gota de alcohol, eso hasta que vio a alguien bailar bajo una luz de neón, un baile tan llamativo y torpe que de inmediato le recordó a aquel ex mafioso. Sus lentos pasos se acercaron hasta esa persona hasta que noto que solo era un rubio común, eso no lo detuvo, al menos hasta que sin querer pregunto "¿Puedo llamarte por su nombre?". Salió del bar acariciando su mejilla por el puñetazo que le habían dado

La segunda noche volvió a ir al mismo bar solo que prefirió ignorar la zona del baile y se dirigió a los sofás. Como si su mente jugara con él creyó haberlo visto sentado en uno de esos sofás, viendo a las personas bailar no porque no le gustara bailar, sino porque el sabía perfectamente que no le salían bien la mayoría de los pasos. Lo próximo que recuerda de aquella noche fue como la chica y el se besaban en la parte trasera del coche del ruso, eso hasta que cortésmente pregunto "Por favor ¿Puedo llamarte por su nombre?"

Esa noche su regreso a casa tardo un par de horas, no por el transito o algo sino porque el alcohol y las lagrimas no lo dejaban conducir muy bien. Conducía lentamente sobre la vacía un poco mojada carretera de regreso a la ciudad mientras juraba escuchar al rubio cantar la canción que sonaba en la radio. Ya cansado de que su mente le perturbara decidió tomar un atajo e ir lo más rápido posible hasta su hogar

A pesar del odio acumulado hacia García no podía evitar preocuparse, según lo que le había dicho Conway ese día en el hospital el rubio ya estaba libre, el tema era encontrar donde se escondía. Por lo poco que pudo averiguar supo que aquel chico se encontraba aún en Los Santos, específicamente en el norte. Tal vez por eso frecuentaba los establecimientos de aquel lugar

Pero ese día no, ese día quería olvidar todo lo que le recordara a aquel rubio

Se encontraba en un bar no muy lejos de su departamento, no porque esta vez no hubiera alcohol, sino porque el comisario de barba castaña lo logro convencer de ir

El ruso caminaba a la puerta de salida, pues no le gustaba nada nada aquel lugar, abrió la puerta con pesadez y su cuerpo se congelo al verlo

Aquel hombre de cresta fumaba un fino cigarro apoyado en un coche que supuso que era de él mismo, lo vio solo y se acercó a él con paso lento, no quería hacerle compañía o algo parecido, solo creyó que Horacio entendería su situación más que nadie

Y ahora se encontraban en el hogar del moreno, con el dueño del lugar encima del regazo del ruso mientras se besaban con desespero. Horacio le quitaba la camisa al más pálido mientras este pensaba en si decirlo o no, sin más soltó a aquellas palabras

¿Puedo llamarte por su nombre?— Murmuro al sentir como su torso estaba desnudo

Pudo ver como una mueca se instalaba en el rostro del más bajo y de inmediato supo que lo había arruinado, otra vez

Realmente debería decir que no, pero si...— Aquella respuesta sorprendió pero alegro a Volkov Puedes llamarme como quierasY seguido de esto volvieron a juntar sus labios, cada uno viviendo la fantasía que querían

Uno deseando que el contrario de verdad lo amara, y el otro deseando estar con aquel chico divertido que lo cautivo desde el inicio

VolkaboWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora