"No hay nada que temer, nada puede privarnos de nuestro destino"
Anónimo
Era la primera vez que Will se sentía en paz, viviendo en ese momento de gloriosa eternidad en aquel riachuelo junto a Hannibal, pescando durante el día y conversando durante la noche, dejando que la voz del distinguido Doctor finalmente llenará su interior. -¿Qué harías si pudieras revertir el tiempo? - sin pensarlo demasiado Will sonrió irónicamente antes de responder.
-Si pudiera revertir el tiempo sería Dios.
Hannibal también sonrió al escuchar su respuesta.
-¿Harías algo diferente?
-¿Si yo fuera Dios? - le siguió la broma.
-¿Cambiarías las cosas?
Esta vez Will se tomó un momento para meditarlo.
-Nosotros creamos a Dios y también nuestro propio infierno. - al decir esta última palabra, un enorme rayo sacudió el firmamento, pintándolo de rojo por un breve instante. - Nuestras decisiones tienen consecuencias, si actúas diferente, lo más probable es que el resultado también cambie.
-¿Y qué hay del destino? - seguía preguntando Lecter.
-La existencia del destino lo cambia todo. - respondió Will, sintiendo como de a poco el miedo lo iba invadiendo. - ¿Por qué me preguntas esto?
El cielo comenzó a cambiar nuevamente interrumpiendo la paz de Will, el río volvió a teñirse de rojo y los cuerpos comenzaron a emerger como peces muertos sobre el agua. El cuerpo del dragón aún yacía dentro del bote, pero ahora carcomido por el paso del tiempo, con los rastros de la navaja de Will marcada innumerables veces sobre su piel. El demonio de Hannibal también se encontraba ahí, con las cuencas vacías y las astas en la cabeza.
-Es hora de despertar, Will. - le ordenó la voz del wendigo que provenía de la Capilla de Palermo a sus espaldas.
El cielo se abrió una vez más haciendo que una luz brillante y cegadora lo obligará a cerrar los ojos...
..."Y entonces, hubo relámpagos, voces y truenos, y un gran temblor sacudió la tierra, sumergiendolo todo en una completa oscuridad"...
Poco a poco pequeños destellos de luz fueron apareciendo al abrir los ojos, el dolor que se apoderó de su cuerpo fue casi insoportable, como si cientos de pequeños cuchillos atravesarán cada parte de él. Sus pupilas todavía se encontraban desorientadas a causa de la morfina, intentando enfocar y reconocer el lugar donde se encontraba.
-¿Dónde estoy? - preguntó con dificultad.
-Primero dime ¿cómo te llamas? - exigió el doctor Lecter.
-Mi nombre es Will Graham, pero no se donde carajos estoy.
-Tan educado como siempre. - musito Hannibal, aliviado de ver que se encontraba bien.
-¿Qué fue lo que sucedió?
-Por favor, sigue mi dedo. - le ordenó ignorando su pregunta mientras lo revisaba con la lamparilla. - ¿Qué es lo último que recuerdas?
Un caleidoscopio de imágenes cambiaba de manera constante dentro de su mente, hasta que, finalmente, fue consciente de las heridas en el rostro de Hannibal. - Yo... - se interrumpió mientras cerraba los ojos, inspirando profundamente porque los recuerdos le llegaron de golpe. - Yo nos lancé hacia la montaña.
-Lo sé. Fue hermoso. - admitió Lecter con una pequeña sonrisa. Subconscientemente, Will buscó la boca Hannibal mientras recordaba las que había pensado, serían sus últimas palabras.
-Pensé que ese había sido el final. - dijo con cierto pesar, pero Hannibal negó con la cabeza.
-Esa fue tu decisión, pero el destino finalmente te ha dado la respuesta que tanto buscabas. - Will entendió las palabras de Hannibal mientras lo miraba a los ojos. El doctor Lecter una vez más había hecho su trabajo, porque él sabía perfectamente lo que Will tenía planeado hacer. Lo supo desde el instante en el que decidió escaparse con él, pero el escenario final a los pies de esa montaña había sido algo poético, casi tan poético, como si el mismo Dios hubiera intervenido. Lo único que Hannibal tuvo que hacer era una breve insinuación, un último coqueteo hacia la muerte. Will Graham estaba cansado de luchar y de ir contra corriente, anteponiendo la justicia a lo que realmente deseaba, así que, por primera vez, el agente especial del FBI iba dejárselo todo a manos del destino, y descubrir finalmente su verdadera naturaleza, aceptando ese sentimiento por el cual prefería morir, pero... si ambos sobrevivían, su destino estaba claro. Will se quedaría junto a Hannibal y lucharía con él todas las guerras que fueran necesarias, justo como Patroclo lo hubiera hecho con Aquiles, de no haber sido asesinado.
-Tu lo sabías ¿cierto? - lo acusó. - El doctor Lecter apartó la mirada de Will poniéndose de pie para regularle la morfina. - Tú nos llevaste a la orilla del peñasco.
-Yo también tomé una decisión, Will, y no me arrepiento de ella, tenía las mismas probabilidades que tu de morir, incluso más por la herida de bala. Es lo que llamamos, salto de fé. - dijo sarcásticamente.
-¿Acaso soy tan predecible? - le preguntó con una sonrisa que más bien reflejaba dolor.
-Tu y yo compartimos un vínculo que va más allá de la explicación humana. Hemos atravesado nuestra psique de una forma tan profunda, que dudo mucho que para este punto volvamos a tener algún secreto.
Will no pudo evitar sonreír mientras se debatía si aquello era una gran ventaja, o un gran castigo.
-Somos como un gran cerebro pero dividido en dos personas. - se burló también de sí mismo.
-El discurso de Aristofanes. - dijo Hannibal, sentándose de nuevo junto a Will.
-No es ese aquel mito de las personas con dos caras y cuatro piernas. - Hannibal asintió.
-Eran seres extremadamente arrogantes, poderosos por su rigor y su fuerza, hasta que un día, tuvieron la idea de subir al Olimpo y combatir contra los dioses.
-La arrogancia no es una buena actitud para hacer amistades. - agregó Will.
-Si estás consciente de tu trabajo y de tu valor, la arrogancia es algo implícito. Estos seres, tenían toda la razón para sentirse superiores, y es por eso que Zeus ordenó separarlos.
-¿Por envidia?
-Por miedo, Will. - declaró Hannibal como si fuera algo obvio. - Los seres humanos suelen sentirse amenazados cuando cierta clase de personas, son lo suficientemente poderosas para sobrevivir a todo tipo de catástrofes. - explicó Lecter. - ¿No es por ese motivo que a pesar de saber tu valor, Jack te trataba como a la tacita de porcelana? ¿No es esa la razón por la cual querían separarte de mi? - le preguntó con voz serena. - Tu y yo somos iguales.
-Lo sé. Aunque la premisa del discurso suena más romántica.
-Es una historia de amor. - confirmó Hannibal, como si al hacerlo también reconociera sus sentimientos. - De hecho, las dos mitades provenían del mismo sexo. Eso lo hace aún más apropiado ¿No lo crees? - Will asintió en silencio sin poder sostenerle la mirada. - Buenas noches Will, estaré en la estancia si me necesitas. Mañana muy temprano tenemos que tomar un vuelo.
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Become The Beast
FanfictionEl romance de Will y Hannibal continúa luego de sobrevivír a la caída de aquel acantilado en el final de la serie. Ahora, Will tiene que redescubrirse a si mismo, y tomar su lugar a la derecha de la bestia, terminando su transformación para finalmen...