Encuentros con sirenas (Mermay promtps)

5.- Las lágrimas son saladas

— Wen KeXing, que cosa tan fea conseguiste— dijo Bai Rong arrugando la nariz.

El cuerpo del hombre que había sido arrojado al mar se encontraba allí, siendo comida de corales. Wen KeXing se encogió de hombros como diciendo "es todo lo que pudo encontrar" y dijo:

— Que tus estándares de belleza se hayan elevado repentinamente no es culpa mía.

— Mira quién lo dice— dijo Bai Rong cruzando los brazos.

— Basta— dijo Wu Xi secamente—. ¿Han averiguado algo?

— ¿Además de que tu hombre tiene compañeros sumamente guapos?— inquirió Wen KeXing con una sonrisa—. Sí, los seguimos cuando el alboroto pasó y descubrimos que están aquí por orden del emperador humano.

Aquellas palabras pusieron a Wu Xi en alerta y Bai Rong tomó el relevo, explicando:

— Fueron enviados para inspeccionar el lugar creyendo que sería bueno para un puesto de vigilancia. Sin embargo, algo me dice que creen que lo mejor sería dejar esta ciudad en paz.

Lo que Bai Rong no mencionó fue que durante su recorrido en la superficie se encontró con Mu Qing. La forma en que el hermoso soldado la había visto era complicada de describir, pero sin duda había algo de temor oculto en su mirada. A la sirena no le sorprendió: la raza marina siempre despertaba temor o admiración en los humanos, pero algo dentro de ella dolió con esa mirada y se alejó.

— Pequeña peonía, ¿qué estás pensando?— preguntó Wen KeXing.

— ¿Sabías que las lágrimas son saladas?— preguntó Bai Rong.

Wen KeXing lo sabía. El desprecio con el que Zhou ZiShu se dirigió a él lo impresionó bastante, rompiendo su pequeño corazón. La persona de la que se había enamorado lo miraba como si no deseara tenerlo cerca, ¿quién no lloraría ante tan desoladora situación?

En el mar era imposible notarlo, pero cuando las primeras lágrimas cayeron, ambos supieron que éstas existían y tenían el mismo sabor del hogar submarino que tenían.

Y también supieron lo amargas que podían llegar a ser.