6.- Náufrago en la vida

37 7 0
                                    

Dos corazones rotos.

Como si no fuera suficiente con la posibilidad de lidiar con un ejército humano, Wu Xi debía preocuparse por dos corazones rotos.

Sus dos allegados, aquellos en quienes más confiaba, sufrían por amor y si bien eso era sorprendente no dejaba de ser motivo de preocupación para Wu Xi. Para él, más que sus generales, Wen KeXing y Bai Rong eran dos buenos amigos que lo habían acompañado desde tiempo atrás y le mortificaba verlos sufrir. Gracias a ellos, había dejado de ser un náufrago en la vida, abandonado a su suerte, para tener un hogar al cual podía llegar. Había dejado de ser un solitario a tener el liderazgo de una tribu gracias a la aceptación de ellos dos.

Pero... ¿Qué podía hacer él para ayudarlos?

— ¡Wu Xi!

Wen KeXing llegó hasta él, con la preocupación pintada en el rostro, y Wu Xi temió malas noticias.

— Van a ofrendarlos a los tres.

Desde que aquella ciudad se había asentado, los pobladores creían fervientemente en que dentro del mar se encontraban deidades, las cuales llenarían al pueblo de bendiciones si se les daban ofrendas.

Ellos no eran deidades, pero no tenían inconveniente en aceptar las ofrendas de los pobladores como una especie de tregua entre ambos, una colaboración entre humanos y tritones para coexistir pacíficamente en un mismo sitio sin interrumpir en los asuntos del otro...

... hasta ese momento.

— Busca a Bai Rong— ordenó Wu Xi, y Wen KeXing asintió alejándose de allí.

Wu Xi no creía que hubiera bondad en el ser humano. Desde que era un joven tritón hasta ahora que era líder de muchos otros, no había atestiguado ni un solo acto de bondad pura proveniente de la raza humana. Incluso las ofrendas que la tribu sirena del Coral Azul recibía eran solo para evitar la rabia de los supuestos dioses que vivían allí, no había devoción pura ni buena voluntad.

Y entonces llegaron esos tres enviados. A pesar de provenir de la capital imperial, donde si no tienes una máscara de crueldad no sobrevives, había un aura de bondad que no pasó desapercibida para él. Sin esperar a sus generales, Wu Xi subió a la superficie. No podía dejarlos morir a manos de esta gente.

No era capaz de admitirlo, pero así como Wen KeXing se había enamorado de Zhou ZiShu y Bai Rong se había encantado con Mu Qing, Wu Xi había quedado prendado de Jing Beiyuan. No soportaría verlo sufrir a manos de los pobladores de esta ciudad. 

Encuentros con sirenas (Mermay promtps)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora