9.- Aguas dulces a corazón de sal

39 7 0
                                    

Pasaron tres semanas desde la llegada de los pacientes, los cuales mostraban mejoría con una rapidez notable.

— A-Qiao, ¿te he contado sobre el dicho "aguas dulces a corazón de sal"?
— No, no lo ha hecho, señor Yan.

Yan Wushi soltó una risa baja y no dijo nada más, manteniéndose en silencio mientras Shen Qiao, Yuan Ying y Gu Hengbo se entretenían atendiendo a sus pacientes: mientras Shen Qiao preparaba decocciones medicinales, Yuan Ying se aseguraba de que la temperatura corporal de los enfermos no decayera y Gu Hengbo revisaba sus signos vitales.

— Hermano mayor, ¿ya sabes quiénes son estas personas?— preguntó Gu Hengbo.
— ¿De dónde vendrán?— inquirió Yuan Ying—. No parecen ser de la gente de la costa.
— Sus nombres son Jing Beiyuan, Zhou ZiShu y Mu Qing— respondió Shen Qiao entregando un cuenco a sus hermanos.

Hubo un momento de silencio, mientras los tres médicos daban de beber las decocciones a los pacientes. Shen Qiao no pudo evitar sentir pena por ellos tres: con el exilio, prácticamente cualquier oportunidad de establecerse se había evaporado para sus pacientes. Al terminar, el mayor salió al muelle acompañado del tritón.

— Suele decirse que los habitantes del mar tienen un corazón de sal— dijo Yan Wushi—. Un corazón agrio que nadie puede amar y a quien nadie se le puede entregar, condenando a una existencia solitaria.
— ¿Y el agua dulce?— preguntó Shen Qiao. 
— Es una forma de referirse a la persona que suavizaría ese corazón salado y áspero, llevándose las impurezas consigo para revelar un preciado tesoro: el amor más incondicional que puede haber en los siete mares. 
— Es un hermoso relato. Me pregunto…

Yan Wushi tomó las manos de Shen Qiao y dijo:

— Tú eres el agua dulce de este corazón salado.

Shen Qiao sonrió con ilusión.

Tres días después, Jing Beiyuan despertó con un dolor de cabeza terrible y una molesta sensación en la garganta, las últimas secuelas de la congestión por agua.

— Así que no me ahogué.
— No— dijo Gu Hengbo con una sonrisa—. Un apuesto hombre de negro te trajo aquí.
— Ah…
— De hecho están esperando afuera.

"Están", en plural. Jing Beiyuan se levantó y miró por la ventana, sonriendo al ver a Wu Xi con sus acompañantes.

— ¡Oigan!— exclamó mirando a las camas ocupadas—. Sus amores a primera vista están aquí.
— ¡Cállate!— gruñó Mu Qing con voz somnolienta.

Había solo cuatro personas en este mundo que podían notar el leve tono alegre en esa queja y dos se encontraban en esa misma habitación. Zhou ZiShu sonrió soltando una carcajada y en ese momento la puerta se abrió.

— Ustedes…
— Ven, ven, vamos afuera, afuera— dijo Jing Beiyuan tomando de la mano a Wu Xi mientras salían fuera.

Zhou ZiShu fue inesperadamente jalado por Wen KeXing mientras Bai Rong se quedó al lado de Mu Qing. Shen Qiao sonrió mostrando un gesto de ternura, disfrutando del extraño momento que daba inicio a una amistad inesperada que sería beneficiosa y satisfactoria para todos… y el inicio de tres historias de amor que confirmarían aquel dicho:

"Aguas dulces a corazón de sal"

Encuentros con sirenas (Mermay promtps)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora