- ¿Cuándo pensabas decírmelo? – te escucho decir al momento de entrar a la casa
- ¿D-de qué hablas? – dije nervioso - por...
Pero dejo de hablar al escucharte reír. Levanto mi mirada y te veo con una hermosa sonrisa, junto a tus mejillas rojas y me doy cuenta que estabas atendiendo una llamada.
Es que, ¿Cómo no mirarte, admirarte o desearte?, si al verte, tenías una hermosa sonrisa que hacía desaparecer tus ojos...
Tenías un hermoso vestido blanco con rosas rojas, unos tenis rojos, tu cabello estaba con unas ondas haciéndote ver aún más hermosa de lo que eras, bajé mi mirada a tu cuello y no pude evitar sonreír, al ver el collar que te había regalo hace tres meses por nuestro aniversario.
Se que no era de buena educación escuchar las conversaciones de los de más, pero no me estaba gustando para nada la forma en que te sonrojabas, mordías tu labio por estar nerviosa, o colocabas un mechón de pelo detrás de tu oreja señal de que estabas a gusto con algo. Y tu sonrisa al escuchar no sé qué del otro lado de la línea, me ponía demasiado ansioso de saber con quién hablabas.
Pero... yo no era el causante de esas expresiones... no era yo el que provocaba tu hermosa sonrisa o tu sonrojo...tampoco era el causante de que mordieras la comisura de tu labio por estar nerviosa o que mandaras un mechón de cabello detrás de tu oreja mientras esta se colocaba roja por algún cumplido o alago... el causante de eso no era yo.
Y eso me daba muchos celos y me lograba enojar en realidad, te estaba perdiendo poco a poco...
- ¡Hemos durado más de una hora hablando! – dices al mirar tu reloj
Aprieto mi mandíbula al verte sonreír y sonrojarte de nuevo por algún comentario que te dicen, niegas con una sonrisa y luego das un suspiro para terminar en una risa... duras un tiempo sin decir nada, hasta que te veo sonreír en grande y mover tu cabeza en afirmación.
- Entonces nos vemos en quince minutos – dices emocionada – pensé que lo habías olvidado – ríes un poco y tapas tu cara que se estaba colocando roja – esta bien...adiós chispitas – muerdes tu labio y luego sonríes al terminar la llamada.
Miras la cuidad atreves de la ventana y bajas tu vista al dedo corazón de tu mano derecha; en donde está el anillo de nuestra boda; lo tocas y suspiras al mismo tiempo que una lagrima recorre tu mejilla, iba acercarme, pero la quitas mientras niegas y das media vuelta.
- Oh... hola, cariño – dices sorprendida y empiezas a caminar hacia mí, pero paras y caminas hacia la cocina - no pensé que llegarías tan temprano a casa – te escuchó decir al abrir la puerta de la cocina y entrar, me hago en una silla de la isla y me pasas un plato con tres pastelitos junto a un vaso de jugo de naranja
- Oh gracias – dije con una sonrisa
– Son tus favoritos, espero y te gusten – sonríes un poco y luego te das la vuelta para limpiar un poco la cocina
- Están deliciosos – dije al probar el primero, pero solo asientes con la cabeza y sigues en lo tuyo
No entendía el por qué empecé a sentir un dolor y un vació en mi pecho que no era para nada agradable en realidad.
Termino mi pastelito y te miro secarte las manos, me levanto de mi silla y me empiezo acercar a ti, para abrazarte, pero suena tu celular y pasar de mí, como si no existiera
- Si con ella - dices al contestar la llamada - oh, claro que si... - te vas a tu cuarto con prisa
Me quedo mirando la puerta de la cocina, en espera de que entres, pero no lo haces en ningún momento, salgo de la cocina y te veo caminar a la salida, te colocas tu chaqueta, tomas tu cartera y luego te miras en el espejo para arreglar un poco tu cabello, subes tu mirada y te das la vuelta al ver mi reflejo.
- ¿A dónde iras? – dije con curiosidad
- Voy a salir con unos amigos – dices tomando tus llaves – te dejé comida en el horno y en la nevera hay un poco de pizza que pedí ayer – te colocas unas pulseras
- ¿A qué hora vas a volver? – te miro con preocupación
- Lo mas probable es que me quede en la casa de Tom esta noche – me miras y luego sonríes – te llamare si algo pasa – abres la puerta – adiós, Jackson – das media vuelta para irte, pero tomo tu muñeca y me miras
- Se te olvido esto – te acerco a mi y dejo un casto beso en tus labios – cuídate mucho – dije al separarnos
Me miras por unos minutos y tratas de decir algo, pero tu celular suena, lo miras y contestas la llama al salir de casa. Miro la puerta ser cerrada y de un momento a otro empiezo a sentir la casa fría y solitaria.
Voy a mi cuarto y me acerco a la ventana, logrando ver como un carro negro se estaciona en donde estabas parada, del auto sale un hombre sonriendo, se acerca a ti y te alza en un abrazo que tu correspondes.
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- Una entrada, por favor – dije entregando el dinero en la taquillera
- Aquí tiene señor, que se divierta – sonríe la señorita de la taquilla
Muestro la entrada a los de seguridad y me colocan una pulsera con el nombre del parque, camino hacia el mapa del parque y a lo lejos logro verte en la fila de una atracción junto a tres chichos que se reían por algo que les contabas con mucha diversión... después de esa, se subieron a la montaña rusa, al carrusel, al martillo, a las tacitas de té y ahora estaban caminando a la plazoleta de comidas, me hago en las mesas de atrás para lograr ver todo.
- ¿Y si vamos a la rueda de la fortuna? – dice tu amigo Tom con una sonrisa
- Hace años que no me subo a una – dices emocionada – que estamos esperando vamos – tomas la mano de la persona que estaba a tu lado y sales a correr seguido de Tom y de otra persona más, acelero mis pasos hasta alcanzarlos.
La cabina que me había tocado quedaba al frente de la tuya. Cuando estábamos en lo mas alto de la ruleta, esta para en un punto donde se lograba ver la ciudad totalmente iluminada dándole un toque relajante y romántico a la noche, miro hacia tu cabina, pero cierro los ojos y miro de nuevo la ciudad con mis ojos llenos de lagrimas.
Al bajar de la atracción, me dirijo a los baños y me mojo la cara un poco, seguí por unos minutos más, hasta que escucho entrar a unas personas al baño, tomo unas servilletas y me seco mi cara para salir, pero me detengo al escuchar una voz conocida.
- Jhon tu... ¿sigues amando a Gina? – al escuchar eso me coloco serio y me escondo en uno de los cubículos del baño
- ¿Soy muy obvio? – dice la otra voz – no había día que no pensara en ella en realidad – suelta un suspiro
- Jhon ella... - quedo en espera a que termine, pero escucho la voz del otro
- Lo sé Jack, vi el anillo en su mano – sonrío al escuchar eso – dime, ¿él, la ama, la hace feliz? – se hace un silencio
Escucho un suspiro pesando y luego escucho la voz de Jack.
- ... Martínez le demostraba a cada momento cuanto la amaba, de verdad que ella se veía muy feliz... Gina, ama demasiado a Martínez, tanto que se ha dejado cegar por ese amor – hago presión en mis labios al escuchar esas palabras
- Jack dime que no es Jackson el de la universidad - se hace un silencio -no debí aceptar esa beca...
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HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE
Novela JuvenilGina Torres y Jackson Martínez, una pareja de recién casados, los primeros tres meses era de felicidad y amor, pero un repentino cambio de Jackson hizo que la historia de estos dos cambiará.