Al terminar salimos apresuradamente de aquel bar. Aún seguíamos con la respiración algo alterada pero poco a poco nos calmamos.
-¿Te apetece seguir en mi casa? -Me preguntó colocándose detrás de mí y besando mi cuello suavemente. No me pude resistir a imaginarme cómo me follaría en su cama, o quizás en la ducha. Mis pezones se volvieron a erizar por darle rienda suelta a mi imaginación.
-¿Y qué gano yo? -Me giré para mirarle a la cara. Había puesto una mueca de sorpresa pero que cambió casi al instante por una sonrisa traviesa. Se acercó a mi oreja y la besó para volver a besarme el cuello una vez más.
-No lo sabrás hasta que lleguemos. -Musitó.
No tuvo que hacer mucho esfuerzo para convencerme la verdad, ya me tenía mojada de nuevo y eso que no hacía mucho que tenía su rabo metido enterito. Avanzamos unas cuantas calles mientras le miraba atenta. Menos mal que decidí quedar con él y no quedarme en casa.
Llegamos a su edificio y me abrió la puerta principal para luego dejarme pasar primera. Sabía que era una excusa para mirarme el culo, pero no importaba nada la verdad. Esperé a que fuese el delante y nos quedamos esperando al ascensor. Al entrar dentro, fuimos directos al piso 7.
De la nada me cogió del culo y sonrió.
-Te quiero comer el coño aquí mismo Ana. Por favor. -Me miró fijamente a los ojos mientras empezó a morderse el labio. Asentí dudosa haciendo que soltase un suspiro. Metió la mano por debajo del vestido y apartó ligeramente las bragas para acariciarme con cuidado por encima. Gemí mientras me agarre a la barra que tenía detrás de mi. Se puso de rodillas mirando constantemente mis ojos para luego subirme el vestido. Aparto con la lengua lo que quedaba de ropa entre él y yo y empezó a lamer suavemente. Solté un gemido fuerte mientras le miraba. El cabrón estaba yendo super lento repitiendo sus movimientos para desesperarme, sabía que eso me ponía mucho y lo estaba disfrutando bastante.
-Por favor -le ruego entre suspiros. Él me niega con la cabeza y me besa con sus húmedos labios para luego succionar un poco. Sin darme cuenta ya habíamos llegado al piso, así que me volví a arreglar el vestido como pude e intenté recobrar la compostura.
-Si te portas bien habrá mucho más de eso, pero tienes que ser buena. -Afirmó saliendo del ascensor.
Entramos a su apartamento y le seguí hasta lo que parecía ser el salón.
-Deja tus cosas donde quieras -Dejó su cartera y llaves en la mesa y se fue a alguna sala. -¿Quieres un poco de vino? -Preguntó desde el fondo de la sala. Se me ocurrió una idea bastante graciosa.
-¿Estamos solos aquí? ¿Vives solo? -Pregunté curiosa. Él hizo alguna clase de sonido dándome a entender que sí era el caso. Aproveché que estábamos solos y me quite toda la ropa. Me tumbé en aquel sofá de forma provocativa esperando su llegada.
Al rato volvió con dos copas y una botella de vino blanco. Sonrió al verme desnuda pero no parecía sorprendido en absoluto.
-Si me sigues quitando el trabajo no será tan divertido -Dijo mientras se acercó a mi después de dejar todo en la mesa. Me cogió y subió encima suya mientras empezó a besarme. Sus labios chocaban contra los míos fuerte, mordiendo y soltándolos suavemente al compás de sus movimientos de cadera. Se quedó semidesnudo, pues solo le quedó el pantalón. -Quiero hacer que te corras mientras dices mi nombre, quiero que me mires todo el rato o pararé y no quieres eso -Fue a por las copas y me dio una para luego ponerse de rodillas y abrir mis piernas. Metió un dedo después de darle un trago al vino y me miró. No me dejó ni si quiera beber un poco que ya empezó a moverlo lentamente.
-¿Y yo no puedo tocarte? -Pregunté cogiéndolo del cuello. -Quiero sentir tu polla llenándome el coño Manu. -Negó con la cabeza y se zafó del agarre para pegar su lengua a mi mojadito coño. Empezó a moverse esta vez sí mucho más rápido, mientras metía dos dedos y los iba sacando. Cerré los ojos y me quedé disfrutando mientras se movía, pero paró en seco.
-Te he dicho que me mires, quiero verte disfrutar y que te corras en mi boca Ana -Volvió a poner su húmeda lengua sobre mí y se movía cada vez más ágil. Moví mis dedos en busca de mis pezones y los pellizqué fuerte para soltar un gemido. Estaba en la maldita gloria. Se fue desnudando del todo mientras seguía moviendo su lengua en mi centro. -Con lo mojadita que estás podrías empaparme entero. -Sonrió y se levantó para ponerse sobre mi, entre mis piernas frotando su rabo lentamente contra mí. Colocó mis brazos sobre mi cabeza y empezó a besarme cuando de repente sin avisar entró de una dentro de mí. Soltó un suspiro y volvió a besarme esta vez más fuerte.
Sus movimientos empezaron a ser más y más fuertes mientras una de sus manos me cogía por el culo y me acercaba a su polla una y otra vez. Sentía que me iba a correr en nada como siguiese así y él lo sabía pero no se detuvo, si no que fue cada vez más rápido y con movimientos más fuertes haciendo que explotase de placer con su polla llenándome entera. Salió de mi y me besó el cuello.
-Bebe mejor, esta noche da para largo.-
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Relatos Eróticos [+18]
RandomAquí encontrarás los pensamientos y fantasías más oscuras que tengo. Espero que las disfrutes de un modo similar a mí. Todos los derechos reservados. Prohibida la copia y/o adaptación del siguiente contenido.