#1 - ¿Mejores amigos?

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Entro en casa y dejo las llaves en la mesilla del recibidor. Siento mi cuerpo totalmente pesado, a mis 22 años y el trabajo me tiene muerta. Como todos los lunes tengo doble turno, por lo que vuelvo a casa a las 12. 

Voy a cenar algo rápido mientras veo un poco la tv. Al lado de la televisión se encontraba una foto de Marc. Marc es mi mejor amigo desde hace muchos años, incluso vivimos juntos, aunque desde hace un tiempo nuestra relación empeoró sin razón alguna. Aunque intente odiarlo, esta jodidamente bueno... Sus ojos verdes y su pelo castaño que siempre llevaba salvaje le hacía parecer rudo, pero desde hace un par de días se cortó el pelo y ahora parece un maldito actor porno. 

Termino de comer y me dirijo a la ducha. Entro bajo el agua caliente y empiezo a frotar mi cuerpo lentamente mientras el ardiente agua cae sobre mis pechos. Dejo la esponja y empiezo a palpar mi cuerpo con las manos, primero en los pechos, agarro un pezón y lo aprieto. No puedo evitar soltar un pequeño gemido, llevaba tiempo sin tocarme y estoy muy necesitada...

Bajo una mano lentamente por mi cuerpo, acompañada por el agua hasta llegar a mi centro. Hago círculos con los dedos al rededor de él y lentamente meto un par de dedos. Mi cuerpo se estremece mientras cierro los ojos. Empiezo a mover mis dedos mientras que trato de concentrarme en pensar en algo que me ponga; inevitablemente una imagen de marc desnudo llegó a mi cabeza. Gemí fuerte mientras iba aumentando el ritmo. 

¿Cómo sería tenerlo a mis pies? Saboreando cada trozo de mi... O aun mejor, tenerlo dentro de mi. Sentí como el cuerpo reaccionó ante tal estímulo y fui moviendo mi pelvis para intentar darme más placer. Aun teniendo en cuenta lo mucho que lo necesitaba, tenía que parar; la postura era demasiado incómoda. 

Saqué los dedos de mi interior y terminé de ducharme. Cogí una toalla y me dirigí a mi habitación. Tiré la toalla lejos mientras avancé hacia un cajón donde tenía mi preciado regalo de cumpleaños, un consolador. Me reí en su momento pero ahora no puedo evitar sonreír al verlo.

Me tumbé y lo succioné un poco para lubricarlo, para luego meterlo lentamente. Por primera vez en semanas me sentía llena. Una sonrisa apareció en mi cara mientras empecé a mover el aparato dentro y fuera de mi.

- Marc -No pude evitar gemir su nombre. Marc debe de estar trabajando así que puedo hacer el ruido que yo quiera. Seguí aumentando el ritmo acompasándolo con mi respiración agitada. De repente sentí como una mano se colocó sobre la mía, obligándome a parar los movimientos.

A mi lado se encontraba Marc, con las pupilas tremendamente dilatadas y mordiéndose el labio inferior. Se colocó encima mía y besó mi cuello, colocando mis brazos por encima de la cabeza. 

Sus besos eran húmedos, mientras lamía una parte. Desplazó su lengua por mi cuello hasta mi boca, donde mordió mi labio inferior y me besó intensamente. Me guiñó un ojo mientras se quitó el cinturón. Ató mis brazos y se fue. 

- Quédate así -Dijo con voz ronca y desapareció. Yo aun no recuperaba mi respiración. Apareció de la nada con un vaso con un cubito de hielo. 

Se lo colocó en la boca y volvió a colocarse sobre mi. Pasó el hielo sobre mi cuello y me estremecí. Sentía como iba quemando mi piel dejando un rastro húmedo ahí por donde pasaba. Fue bajando hasta mis pechos, donde cuando lo pasó por mi pezón solté un pequeño grito. Con una mano, la bajó hasta mi entrada y mirándome a los ojos desplazó un dedo hasta mi interior. La otra mano se encargaba de mantener mis brazos sobre la cabeza. 

Cuando no pude resistir más pasé mis brazos sobre su cuello y le besé. Él continuó el beso y sacó sus dedos de mi, a lo que le respondí con una queja. El hielo chocaba con mis labios y era una diferencia bastante grande; Su boca y el hielo. Tan ardiente y fría a la vez.

Dejó el hielo en el suelo y bajó todo su cuerpo, para que al instante lamiera mi clítoris. Solté un gran gemido debido a la sorpresa. Su boca tan fría añadían un toque bastante excitante, además de que iba dejando pequeñas mordidas, a lo que yo respondía con movimientos involuntarios de pelvis, obligandole a seguir.  

Conseguí quitarme el cinturón de las manos y le empujé. Me tiré sobre él quitándose los pantalones deportivos, para sentir una gran erección. Cogí su miembro a través de sus boxers mientras iba lamiendo su forma. Él no pudo evitar gemir mientras colocó sus brazos detrás de su cabeza, apoyándose allí. 

Liberé aquella tremenda erección para encontrarme cara a cara con aquella bestia. Sentía como algo dentro de mí deseaba tenerlo dentro, pero quería jugar un poco más con él. Lamí su glande, mientras iba desplazando lentamente mi lengua por todo su grosor. Él colocó sus manos detrás de mi cabeza, obligándome a meterme su erección el la boca. Un ligero sabor salado invadió mi boca, mientras iba succionando su glande y trabajándolo con mi lengua. Él gimió satisfecho para ir sacando y metiendo su erección dentro y fuera de mi boca, cogiendo él el mando, mientras con una mano agarraba mi pezón y lo apretaba, poniéndome más loca. 

Salió de mi boca, terminando de desnudarse. Me quedé alucinada por el adonis que se encontraba delante mía. Me cogió por la cadera y me colocó encima suya, metiéndome su miembro entero de golpe.

Solté un gran grito de sorpresa mientras él me lamió el pezón que antes había estado manoseando. Empezó a moverse dentro de mí llenándome por completo. Sus movimientos comenzaron siendo lentos, dejando que me acostumbre a su tamaño, para luego empezar con penetraciones más duras y rápidas. Metió su mano en mi boca mientras yo le chupaba con fuerza y agilidad el dedo corazón, a lo que él respondió con un gran gemido.

Todo el cansancio que tenía acumulado desapareció en ese instante. Él succionó con mas fuerza y mordió mi pezón haciéndome gemir descontroladamente mientras intentaba seguir su ritmo, intentando montarlo. 

Seguimos asi aumentando la intensidad, hasta que sentía que iba a explotar. Poco después él se corrió en mi interior y salió. Se colocó entre mis piernas y empezó a lamer mi clítoris mientras metía dos dedos rápido, por lo que me fue inevitable correrme.

Se relamió los labios mientras me miró con cara de león. Me esperaba una segunda ronda. 

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