02.

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¿Cuánto tiempo tomó para que ese pequeño desconcierto se desvaneciera de Momo?

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¿Cuánto tiempo tomó para que ese pequeño desconcierto se desvaneciera de Momo?

No mucho realmente, de hecho, se podría decir que duró menos de lo previsto. Al momento, Momo no dudó en separar a la pareja de chicos, encarando al de cabellos extravagantes para ponerlo en su lugar con una notoria cachetada en su mejilla izquierda. Jaebum, que mantuvo su expresión de asombro aún con su rostro mirando hacia la misma dirección por el golpe, no quiso siquiera mirar frente a él, demasiado perdido como para poder entender lo que sucedía.

Pero esto no iba a quedar sencillamente así, el de cabellos azules no tardó en posicionarse frente a Jaebum, dando un aire de fortaleza y protección mientras observaba con enojo a la pelinegra, la cual no despegaba su mirada del de cabellos extravagantes, bastante ajena a la mirada de Youngjae como para temerle.

—¡¿Estás loca?! —exclamó, haciéndose notar por la fuerza que desprendían sus cuerdas vocales, revelando un tono de molestia con claridad.

Momo pareció despertar de la sensación de fastidio que mantenía y miró al de cabellos azules con indiferencia, no le temía a su propio padre menos le temería a un chico que no lograría mover ni a la punta de sus pestañas. Claro, eso a la vista de la pelinegra.

—No debes jugar con las personas —fue lo que prefirió soltar Momo con una tranquilidad inexplicable para Youngjae, sin embargo, las palabras articuladas con anterioridad eran dirigidas a Jaebum.

El de cabellos con diferentes tonalidades le miró extrañado, muy confundido al igual que su pareja. La pelinegra prefirió no iniciar una discusión que podría terminar perjudicándola, por lo que, optó por abandonar a ambos chicos dejándolos en un estado de puro desconcierto.

Mientras retomaba sus pasos anteriores, Momo notó que su cabeza se sentía terrible, como si su cerebro estuviera dando vueltas constantemente.

—¿No podía faltar el dolor de cabeza, no? —se preguntó con aquel tono sarcástico que usaba normalmente.

Al llegar a la entrada del edificio en donde vivía, ingresó de nuevo en él, importándole muy poco el no haber siquiera pisado el supermercado y concluir con lo de la lista de compras, ya se excusaría con su dolor de cabeza. Refunfuñando y con su ceño fruncido ingresó sin percatarse al ascensor, cuando las puertas finalmente se cerraron, los ojos de Momo miraban con rapidez a todas las direcciones, reconociendo en dónde se encontraba.

—¿Momo?

¿Podía ser peor? La pelinegra no se atrevió a soltar aquella pregunta, bien sabía por las películas que nada bueno salía después de articularla. Trató de suspirar, quiso calmar los nervios que estaban empezando a nacer desde sus venas, pero por mucho que lo intentara, la claustrofobia parecía dominarla en la situación. Retrocedió aun dándole la espalda a Dahyun, quien ya se encontraba con una bolsa de plástico manteniendo todo lo comprado.

¿Súper Momo?  Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora