¿Súper Momo? Ꞝ Dahmo

03.

¿Por qué se atrevía a aparecer y pisar su departamento?

Era lo que se preguntaba Momo, estaba empezando a sospechar que Dahyun pondría de excusa el haberle ayudado para empezar de cero con su presentación, e intentar iniciar nuevamente el encuentro pero con un final positivo... Cosa que la pelinegra no aceptaría tan fácilmente.

 —Dile que vaya a mi habitación.

Tanto Nayeon como la mismísima Momo se sorprendieron por las palabras salidas de la propia boca de la pelinegra. La castaña asintió eufórica por aquella respuesta y salió deprisa a darle el mensaje a la rubia. 

—¿Por qué dije eso? —una pregunta realmente curiosa se reveló para sí misma. Parecía no tener respuesta para ello.

Al terminar de ingerir el agua, colocó el vaso en su lugar y con gesto de amargura por lo que se venía, se dispuso a regresar a su habitación.

 Una vez dentro de ésta no tuvo que esperar más de tres segundos, ya que vio a la rubia abrir la puerta sin siquiera preguntar.

Momo pensaba replicarle por su poca amabilidad, bien iba a tacharla de maleducada cuando recordó que hace tan sólo días atrás le había reclamado por su formalidad. La pelinegra no tuvo de otra, trató de morder su lengua y al ver a Dahyun cerrar la puerta detrás de sí, le volvió a dar la espalda mientras iba a paso ligero a su cama. Una vez frente a ésta se sentó y miró detenidamente a la contraria, quien mostraba una seriedad no tan familiar para Momo. 

—¿Por qué estás aquí? Ya te agradecí, ¿no? —la mayor de las dos no perdió tiempo, y atacó con las primeras palabras—. Si esperas que iniciemos de la manera correcta entonces estás con la persona equivocada, las primeras impresiones son importantes para mí y... 

—Momo, estás volando.

 —¿Es tu manera de decir que estoy yéndome por las ramas? —preguntó la pelinegra, el tono ofendido que adquiero hizo reír ligeramente a la rubia.

—No, realmente estás volando —admitía Dahyun mientras se acercaba a la cama de Momo, la pelinegra frunciendo el ceño con extrañeza.

Cuando notó que Dahyun levantó su cabeza para mirarla, y ella tuvo que mirar hacia abajo, el pequeño golpe en su cabeza la distrajo. 

Momo había chocado con suavidad hacia el techo de su propia habitación.

—¿Momo? —habló en voz baja Dahyun, al verla mejor desde su posición. Desde que la pelinegra notó lo que sucedía, el miedo la atrapó nuevamente en aquella mañana. El rostro de Momo reflejaba el temor que estaba sintiendo, Dahyun solo podía pensar que si todo esto no se trataba de un extraño sueño, entonces tendría que ayudar a la mayor. 

Tal vez así gane su simpatía al menos.

Al descubrir lo que había causado Momo en el ascensor minutos atrás, no dudó en seguir los pasos de la pelinegra, después de todo, la rubia quería una explicación por lo sucedido con la baranda de metal. Y no únicamente su curiosidad quería respuestas, sino que las necesitaba también, su padre era el encargado de aquél edificio en el que ambas convivían. 

Cómo podría explicarle lo sucedido con el barandal cuando ni ella misma sabía lo que había ocurrido. 

A los pocos segundos, un grito agudo se hizo notar en la habitación de Momo, o probablemente, en todo el edificio. 

Dahyun tapó sus orejas con rapidez, tratando de apagar el sonido que por poco la deja con sordera. Al cabo de un rato, Momo dejó de gritar y solo cubrió sus ojos con sus manos, pequeños sollozos se hicieron notar al segundo, revelando lo mal que parecía estar llevando la inesperada situación.