XV

2 0 0
                                    

Me pesaban los ojos y no quería abrirlos, pero mi apetito era más fuerte que todo.

- Buenos días preciosa. _ Adam estaba frente a mí y me miraba con esos ojos tan bellos e hipnotizantes. _ Por fin has despertado, estaba algo asustado.

- ¿Dónde estoy? _ estaba confundida, me encontraba sobre una cama que no era la mía, toda sudada y despeinada, ni siquiera quiero pensar en mis ojeras y la cara hinchada que debo traer.

- Creo que ya olvidaste nuestra amena conversación. _ una chispa de decepción cruzo su rostro. Me quise arrepentir de inmediato por no haberme acordado. Pero mientras más me despertaba, más recordaba todo lo que habíamos hablado, debo admitir que se sintió bien recordarlo.

- Lo siento, no funcionó bien por mañanas. _ eres patética para justificarte Miranda.

- Creo que los medicamentos por fin te hicieron efecto. _ y así de fácil nuevamente su sonrisa apareció. Estaba a punto de responder, pero mi barriga se adelantó con un vergonzoso sonido, cuando creí que Alexander no podía sonreír más, ahí estaba él con la cara iluminada mostrándome sus dientes blancos.

- Puedo pedir que nos traigan el desayuno. _ ok esto es muy raro.

- No es necesario, es más creo que podría comer algo de camino a mi departamento.

- Ni de broma, jamás te dejaría irte sin comer, así que no se diga más, pediré que suban el desayuno. _ y sin dejarme tiempo para responder salió de la habitación. Ahora estaba sola en esa enorme cama King, la habitación era realmente grande, por cómo se veía al parecer no era usada con frecuencia. Sabia que era de Alexander porque a donde miraba tenia su sello personal. Lo que me hizo mirar el lado donde él había dormido, estaba segura que si acercaba mi rostro a la almohada podía oler su aroma, estuve tentada a hacerlo si no fuera porque en ese momento él entro con una bandeja de madera.

- Servicio a la habitación. _ al parecer él estaba de tan buen humor que era hasta contagioso. _ Traje jugo de naranja, tostadas, huevito revuelto y un poco de fruta. _ Me quede impactada por la cantidad de comida, eso era como un almuerzo para cinco personas. _ Pero si no te gusta puedo traer otra cosa. _ ¿Qué? Carajo mi cara debió de dar un mensaje equivocado, estaba babeando por lo delicioso que se veía todo.

- No... es que todo se ve tan rico, me esperaba una taza de café y una manzana, esto es mas de lo que yo...

- Es decir que te comerás todo. _ no tenía ni que preguntar.

- ¿Me das el tenedor?

Media hora después estaba llena y feliz, había sido un verdadero banquete, no recuerdo la ultima vez que comí algo tan rico. Mientras Alexander regresaba a la cocina yo decidí tomar un poco de aire a la terraza donde habíamos estado.

- Pero que... esto no es posible..._ frente a mi tenía al océano en todo su esplendor, era sencillamente hermoso, como es posible que no lo haya visto ayer, nadie debería dejar pasar una vista como esta.

- Te deja sin respiración verdad. _ joder no me había dado cuenta que Alexander estaba detrás de mí. _ Es la única razón por la que siempre regreso aquí.

- Ni siquiera los enormes edificios se pueden comparar con esto. _ El océano era tan azul que no veías el final.

- Esto es lo mejor de la casa, pero créeme que esta propiedad esta rodeada por demasiada belleza. _ Alexander centro su mirada en mí. _ Si deseas puedo mostrarte todo el lugar. _ La idea era tentadora en verdad y quería quedarme, pero necesitaba ordenar mis ideas y regresar a mi departamento.

Refugio De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora