No nos volveremos a ver.

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Yoo Jeongyeon

Para muchos es difícil despertarse a las 8 o 9 am y no los juzgo, dejar tu cama a esa hora es un crimen, es cuando la habitación esta acogedora, tus sabanas y almohadas se ponen más suaves de lo normal y tienes un placido sueño que no quieres que terminé, sobre todo si estás soñando algo especial, no es mi caso, dejé de soñar para despertarme a las 5 de la mañana e ir trabajar, soñar me volvería floja y no estoy en una situación para ser floja.

La alarma había sonado pero yo ya estaba despierta, había estado acostada esperando que este sonara para iniciar otro matutino día. Me levanté a poner café y mientras este se calentaba yo arreglaba mi cama y preparaba mi ropa. Cuando escuché el pitido de la cafetera fui apagar la estufa, me serví en una taza para beberlo y guarde el resto para mi madre.

Me di una rápida y fría ducha para despertar por completo mi cuerpo, me cepille los dientes y até mi cabello en una coleta, me vestí y me aseguré a entrar a la habitación de mi madre, estaba dormida, con una respiración tranquila, me acerqué y dejé un beso en su frente.

Dejé una nota en su mesa de noche donde le decía que hay café para cuando se levanté y que se acordará de tomar sus pastillas. Hecho todo esto me puse mi abrigo ya que hacía mucho frío a esta hora y más en esta época de invierno en Seúl. Salí del apartamento y bajé por las escaleras ya que era más rápido que el ascensor. 

-Buenos días Jihyo -salude a la chica al cruzármela por las escaleras-

-Buenos días Jeongyeon, me alegra verte necesitamos hablar del alquiler, no puedo retener por tanto tiempo a que mi padre venga a hablar contigo por si mismo -suspiré y asentí-

-Lo sé, prometo darte el dinero pronto, ya casi completo. solo dame un par de días, ¿si? -la menor paso su mano por su cabello mientras asentía a mi petición, le agradecí y me despedí para por fin salir del edificio y correr a mi trabajo, este no quedaba tan lejos como para pagar el autobús, así que corrí para llegar deprisa-

Mi prisa es porque soy yo quien abre la tienda de mascotas, tengo que estar primero que mis compañeras y sobre todo mi jefe. Cuando al fin llegue me tomé dos segundos para recuperar el aliento y luego abrí la tienda, encendí todas las luces y salude a los perritos, gatos, aves y hámsteres que se había despertado por mi culpa, les di alimento y agua a todos excepto los roedores, ya que me odian y me muerden y fui a mi puesto a esperar a las demás.

-Dime que no llego tarde, creo haber visto al jefe por la ventana del autobús en su auto -reí al ver a Minatozaki Sana, mi compañera, llegar toda exhausta a la tienda, tenía miedo de llegar tarde ya que la habían cachado dos veces y a la tercera la despedirían-

-Descuida, el jefe aún no esta aquí, tus familiares ratas están esperando que los alimentes -la japonesa rodo los ojos, los hámsteres por alguna razón la adoraban, tal vez porque parecía uno, su reina hámster-

-No la escuchen, es envidiosa de que no la aman como a mi -esta vez era mi turno de rodar los ojos al ver como agarraba los roedores y les daba besos sin que estos se quejaran-

••••••

Me encontraba sirviéndole más agua a los gatos cuando escuche un fuerte ruido en el área de perros, preocupada fui a mencionada área solo para encontrarme con que varios perritos estaban corriendo por mis pies y todos sus platos de agua y alimento se encontraban tirados por todo el piso.

-Sana, ¿qué paso aquí? -miré a la japonesa que trataba de agarrar a los perros pero estos pensando que estaba jugando corrían de un lado a otro-

Siempre a la misma hora  •2yeon• (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora