Dos niñeros, una nieta... III

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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que muy bien, yo estoy demasiado emocionada. Esta es mi primera actualización larga después de haber contraído COVID (aplausos efusivos)

Costo reincorporarse a la rutina y más aún, retomar mis estudios. Estoy llena de libros, apuntes y trabajos sin terminar, pero quise distraerme, hacer uso del "sino lo veo, no esta" y me puse a escribir.

Acá está el resultado ¿bueno? ¿Malo? Como siempre digo, la última palabra la tienen ustedes, asi que ¡Disfruten de la lectura!

NOTA...

Hay un guiño especial para "Señales", así que sino leyeron ese fanfic, se los recomiendo (esta en mi perfil) para mayor dosis de diversión.

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Dos niñeros, una nieta

III

Se podía escuchar un sonido de TIC-TAC.

TIC-TAC

...

TIC-TAC

...

Esta componía una melodía, no ruidosa, pero si repetitiva. Las manecillas del reloj se movían, marcando muy lentamente el paso del tiempo. Los ex - shinobis permanecían en el sillón, sentados uno al lado del otro. Ninguno hablaba o se movía, hasta que nuevamente:

TIC-TAC

Otro minuto pasaba.

TIC-TAC

Otro minuto en silencio.

TIC-TAC.

Kushina movió inquieta las manos que había dejado sobre su regazo.

El silencio al que tanto estaba acostumbrado Hiashi, a ella solo la alteraba.

TIC-TAC, apretó la tela de su falda. TIC-TAC, dejo salir una tos seca. TIC-TAC, lo miro de reojo. TIC-TAC, finalmente se hartó y hablo.

–¿A qué hora hay que darle la medicina dattabane?

–A las tres. –respondió él.

–¿Y qué hora es?

–Las dos.

–Ya...

–...

–¿No me estarás mintiendo con los horarios, no Ogro?

El sonido del reloj, fue acompañado por un bufido seco. Hiashi le reprocho con la mirada pero la mujer a su lado le mantuvo la vista clavada. Ofendido el líder saco de entre sus mangas el papel que le había dado su hija y se lo extendió, pero sin soltarlo.

–A las tres. –señalo una de las oraciones. – ¿Satisfecha?

Kushina frunció ligeramente los ojos, en un intento de enfocar pero no pudo ni leer la primera palabra, que el hombre volvió a guardarlo.

–¡Oye! ¡No llegue a leer nada dattabane! –se quejó.

–Ese es tu problema, no el mío, Habanero. –volvió la vista al frente.

–Ogro idiota. –mascullo entre dientes.

–Te escuche.

–¡Ya sé dattabane! –le grito. –Por eso lo dije. –murmuro lo último entre dientes y se cruzó de brazos.

Habanero Sangriento VS Ogro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora