Primer encuentro

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Luego de algunos meses, las cosas estaban muy tranquilas. Pronto será el equinoccio de primavera y en esta pequeña ciudad se celebra regalando flores a aquellos que aprecias; generalmente es un ramo por casa y una flor por persona, los esposos le regalan rosas rojas a sus esposas, los novios regalan rosas blancas a sus novias, y los enamorados declaran su amor con una rosa amarilla. Son tan específicos, pienso que regalar flores y ya, es más sencillo que recordar tantas reglas.

Rose y yo nos olvidamos por completo del asunto de Jasper, ya había pasado tiempo y no había ni un solo rastro de él ni siquiera Rose lo ha visto en sus visiones, sin mencionar que después de aquel primer encuentro con Violet después de tanto tiempo, ya no se mostró más por aquí.

Aniel y yo seguimos saliendo, cada vez nos llevamos mejor y nos conocemos más. Fue extraño saber que después de todas las cosas tan directas que me dijo, es bastante tímido con algunas personas, a mi parecer es algo lindo que sea así.

Gabriel y Raphael no se han cruzado en mi camino desde aquel día que los amenacé, me advirtieron que llamarían a Michael, pero no hay rastro de ninguno. Incluso mi madre me ha dicho que ha hablado con mi padre, sin embargo no mencionó nada de una visita.

Me gustan como van las cosas, me siento más tranquila y mi vida se ve más estable. Estoy muy agradecida por ello.

Tendré una cita con Aniel mañana, me dijo que sería una cena solo para los dos en una terraza de aquel restaurante al que fuimos en nuestra primera cita. Estoy muy emocionada y feliz, en estos meses me ha demostrado su amor por mí con pequeños detalles y paciencia, acompañados con mucha comprensión, nunca he sido una persona sencilla de entender y él se toma la molestia de tratar.

Por lo pronto, hoy iré a comprar un ramo de flores para la casa y otro para Aniel. Estaba ya en la florería escogiendo un poco de lavanda con margaritas, no estoy segura de que tan buena elección de olores sea, pero confío en que la lavanda cubrirá todo con su perfume.

En el siguiente pasillo, detrás de unos girasoles, vi a Aniel enfrente de las rosas y estaba obstruyendo la fila de todas las personas que querían comprar sus flores. Fue tan tierno verlo ahí, tan indeciso. No planeo ayudarle, así que tomó mis ramos, los pago y salgo de la florería.

Al tener los ramos frente a mi cara, obstruyendo mi vista, creí ver que algo caía a mis pies, al agacharme vi una rosa amarilla; de inmediato pensé que a alguien se le había caído. Fue así. Seguí la flor desde el suelo hasta estar frente a mí cara, ya que una mano la había tomado para levantarla.

— ¿Cómo estás?

Me quedé ahí, muda e inmóvil, sin creer lo que mis ojos veían; Jasper. No sabía si sentir miedo, tristeza o enojo, solo sabía que fuera cual fuera la emoción, tenía que estar bajo control.

En ese momento la campana de la puerta de la florería sonó, anunciando la salida o entrada de alguien y me despertó del trance en que estaba.

— ¡Luna!— perfecto, es Aniel— ¿Qué haces aquí?

Con la rosa amarilla frente a mí, ofrecida por este... personaje, la tomó con mi temblorosa mano y se la doy a Aniel. Los ojos de Jasper ardieron de un momento a otro, tomo la rosa y la lanzó al piso, destrozándola.

—Vámonos. —Jasper tomó mi brazo y empezó a tirar de él. Me dejé llevar, sin saber qué decirle.

— ¡Oye!— le gritó Aniel— Suéltala. — sujetaba la muñeca d Jasper.

Se acercaron y se vieron a los ojos. Jasper no dudó en mostrar su fuerza, Aniel cuando vio sus ojos rojos, prácticamente se burló de él. Del agarré de Aniel, empezó a salir un humo negro y el chasquido de la ropa quemándose. Jasper no me soltaba, así que seguí a Aniel, empecé a quemar la piel del demonio.

Jasper me soltó y miró su mano recuperándose. Vi en sus ojos la confusión y el asombro, Aniel pasó su brazo sobre mi hombro y nos fuimos sin mirar atrás.

A unos metros de llegar a casa, empezó lo que ya me esperaba:

—Él era Jasper, ¿verdad?

—Sí— suspiré con pesadez—, no lo esperaba para nada. Creí que no se cruzaría en mi camino de nuevo. Lamento que tuvieras que pasar por algo así.

—Amor mío— me llamó por primera vez y yo sentí que mi corazón se detenía—, pasaré por todo lo que se venga, solo por estar a tu lado.

—Gracias, Aniel.

Al llegar a casa, nos despedimos e intercambiamos flores; le di el ramo para su casa y él me entregó uno para la casa, se llevó el ramo de rosas ocultas con él y sentí la ilusión; quería que fueran rosas blancas.

Entré a casa con la esperanza en mi pecho, busqué un jarrón para poner los dos ramos.

—Hija, ven aquí.

Fui a la sala, al escuchar que mi madre me llamaba, con el jarrón ya listo y sobre la mesa. Al llegar de nuevo la vida me da otra sorpresa.

—Madre... Padre...

Rose me miraba desde atrás diciéndome: "llegó hoy sin avisar". Con la aparición de Jasper y ahora de Michael, siento que la tranquilidad que sentí al iniciar el día se está desmoronando frente a mí.

—Tenemos que hablar de Raphael y Gabriel, Luna.

—Bien, ¿qué quieres hablar de ellos?

Hacia tanto que no lo veía, pero reconocía el enojo en su mirada. Respiré profundo; todos estos primeros encuentros, después de aquel giro que dio mi vida, se llevarán mi tranquilidad.

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora