4. El arte de ser ella.

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Odiaba la bechamel y se moría por un trocito de chocolate.

Era de apretar en cada abrazo y sonreírle a la tristeza.

De ocultar los daños y avanzar como sea.

Nunca se rendía, siempre intentaba cumplir sus sueños y lo conseguía.

Corazón aniñado y mente adulta.

Por las noches abrazaba a su peluche y por el día repartía sonrisas.

Reconstruía mundos y corazones.

Y se moría por unas cuantas caricias, un par de abrazos y algún otro te quiero que la hiciese sentir viva.

Era el mundo de muchas personas.

Era arte.

Era ella y con eso valía.

Poemas a un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora