Los pájaros volaban merodeando la ciudad sobre el aire de la oscura noche.
Esas bestias emplumadas, que poco se asemejaban a las aves normales, eran de color negro, de muchos metros de altura, y con una mirada feroz y amenazante.
Siempre volaban en grupo pero a la vez eran aves solitarias, supongo que por lo horrendas que eran o por lo traicioneras que se ponían cuando empezaban a tener hambre y no había comida alrededor.
El ave de enfrente, grande y tenebroso, agarró con sus filosas garras a una mujer que estaba sentada en un banco de plaza.
-Qué bella mujer- pensó el pájaro-, y ahora será devorada.
Lo peor de estas aves era que fueron humanos, personas reales que por alguna razón terminaron convirtiéndose en esos voraces depredadores.
El pájaro se separó del grupo y, ya en un lugar tranquilo, empezó a devorarla.
-Creo que la conozco- se dijo a sí mismo el pájaro. En efecto era María, una de sus novias, la última, y ahora era alimento de un monstruo-. Yo la amaba- se repitió a sí mismo lleno de culpa por cómo estaba siendo comida por el pájaro, por él mismo. Pero también la odiaba, lo cual lo motivaba a seguir devorándola-. ¿¡Cómo se atrevió a engañarme!? Seguro que estaba esperando en la plaza a alguien.
En ese momento, con todo el placer que conlleva la venganza, devoró su cara, su hermosa y al mismo tiempo odiada cara. El último rostro, la última persona que le había arruinado la vida, la última mujer que lo había convertido en la bestia horrible que era, ella y nadie más. Estaba muerta y él se había encargado de que sucediera.
Al tragar el último pedazo de carne el pájaro se convirtió en humano.
El humano era un joven de aspecto demacrado, flacucho y pálido, consumido por una vida llena de engaños, mentiras y malos tratos de personas que lo consideraban un insecto. Con cuidado, se levantó del piso ensangrentado donde había asesinado a la joven María y lo logró ponerse de pie. Respiró el aire de la noche y miró al cielo, donde volaban todavía algunos pájaros. Pensó en cuán horribles eran sus vidas y si en algún momento serían libres de ese pasado. Se limpió la sangre de la boca y caminó hacia las afueras de la ciudad.
No tenía sentido volver a su antigua vida, el destino le había dado una segunda oportunidad y, mientras estaba saliendo el sol para empezar otro día, el joven caminó libremente hacia un nuevo futuro.
Porque él, a diferencia de los demás pájaros, había alcanzado la libertad.
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El pájaro y otros cuentos
Misterio / SuspensoAves que buscan venganza en la espesa noche, espíritus que viven en los bosques, hermanos que se odian y sombras que aterrorizan reinos. Todos estos temas y más aparecen en los cuentos de esta antología, en donde el crimen, la venganza y el suspenso...