XVI

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Nunca nadie veía todas sus
noches en vela, ni sus días llorando
en la soledad, no veían el fuego
que la quemaba por dentro,
ni la oscuridad que la
invadía por fuera.

Pero él, si lo veía.
Convertía sus noches en un sueño,
utilizaba sus lágrimas para apagar
el fuego que yacía en su interior,
y la luz que le alejaba de
aquella oscuridad,
era él mismo.

-ZeroZero

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Mi Querida Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora