XXV

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Entonces ahí estaba ella.
Sentada sola en un rincón.

-¿Bailas?- dijo él.

-No bailo- dijo ella con honestidad.

-Solo déjate llevar por la música- repitió, alzándole la mano y la sacó de su asiento.

Bailaban al ritmo de la música, a la perfección. Como si lo hubieran
ensayado antes.

Eran almas gemelas, estaban destinados a estar juntos. Por fin la música corría por la venas de ella, cuando abrió sus ojos...

Solo para darse cuenta de que se había imaginado todo y aún seguía
en su habitación.

-ZeroZero

꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦

Mi Querida Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora