Me despierto y respiro hondo. Me paso las manos por la cara y miro hacia mi derecha dónde está la ventanilla. Veo las nubes. No sé si está amaneciendo o atardeciendo pero el cielo está teñido de rosas, naranjas y morados. Siempre me gusto el cielo, me parece algo tan frágil y sencillo que me fascina. A disposición de todos pero sin que podamos hacernos con él. Una obra de arte que todos los días nos regala un lienzo nuevo. Nuevos colores, nuevas nubes. Nunca habrá dos atardeceres iguales y eso es lo que más me gusta. Su sencillez y lo único que es. Miro hacia mi izquierda y veo a Ares mirándome fijamente. Frunzo el ceño y vuelvo a mirar por la ventanilla.
-¿señorita quiere algo?- dice de repente una azafata y hace que de un repullo. Miro a Ares quien enarca una ceja.
-¿podría traerme un poco de agua?- murmuró y ella asiente. Veo como mira a Ares y le sonríe, este le devuelve la sonrisa pero no es amigable. Más bien una sonrisa morbosa, algo que me repugna. La forma en que la mirarla me repugna.
-Quedan dos horas- dice de repente y le miro. Veo a la chica llegar con la botella de agua y respiro hondo al abrirla y comprobar que estaba cerrada. No le contesto, más bien le dedico una mirada de asco y vuelvo a girarme, dándole la espalda y recostándome en el sillón. Miro por la ventanilla mientras me abrazo a mi misma y contemplo las nubes. Si tuviese aquí mi móvil no dejaría de hacer fotos, no creo que vuelva a ver un cielo tan magnífico como este. De repente comienza sonar 1970 de King Princess y yo respiro hondo. Sonrío levemente y me recuesto más. Hacia tanto que no escuchaba música... -
¿señorita quiere una almohada?- dice de repente la azafata haciéndome dar otro repullo.
-No- niego dedicándole una sonrisa agradecida- estoy bien- asiento.
-Trátele una almohada y una manta- dice de repente él mirando a la chica.
-No quiero- le respondo de malas maneras y me ignora.La chica asiente haciéndole caso a Ares en vez de a mi. Veo como se va y mis ojos se deslizan hasta los de él s quien veo como sus ojos se desplazan hasta los míos.
-Has dormido 4 horas con el cuello doblado- dice enarcando una ceja- me sorprende que no te duela.
-Ares- le respondo seria y veo como viene la chica con las cosas, las cojo y sonrío- No me hables- le exijo y él enarca una ceja. Vuelvo a darle la espalda, poniéndome la almohada apoyada en la ventanilla y mirando el cielo. Respiro hondo y cierro los ojos, disfruto un poco más de los colores del cielo.
-Podría tenerte amordazada, sin comida ni agua. Matándote lentamente- me responde de repente de malas maneras- y demasiado bien te estoy tratando para no saber ni quien coño eres. Me giro y le miro fijamente. Quiero que deje de hablarme, quiero que me deje en paz de una vez.
-Vete a la mierda- digo tan enfadada que ni lo pienso. Me callo en el momento y veo como pone los ojos en blanco y se levanta. Me mira un instante y se va. La canción está terminado. Vuelvo a mirar por la ventanilla y cierro los ojos nuevamente. No tardo en escuchar sus pasos otra vez pero esta vez está más cerca de mi. Lo miro y le veo delante de mi, con las manos en los bolsillos del pantalón de traje, mirándome fijamente. Como si intentase descifrar algo en mi.
-¿qué quieres?- murmuró y él se agacha. Lo miro nerviosa. Se pone prácticamente a mi altura. Pone una de sus manos en mi reposa brazos.
-Quiero que me digas quien eres- dice mirándome a los ojos.¿Acaso no sabe ya quien soy? Me sorprende, tiene hombres para todo, me extraña que no sepa de dónde vengo, donde vivo, que no sepa absolutamente nada de mi.
-No- niego- ¿quien eres tú?- le pregunto también y él asiente.
-Está vez... empiezo yo- comienza, veo como se acomoda delante de mi, poniendo sus manos en ambos lados del sillón- Tengo empresas muy grandes, empresas dentro de otras, clubs, hoteles y algunos restaurantes...- me explica con lentitud mientras yo le observo en silencio- y soy italiano aunque ahora viva en New York- continua.
-¿trabajas en la mafia?- le pregunto sin pensar y me quedo callada. Veo como sonríe y mira sus manos para luego mirarme a los ojos.
-Así es- afirma y un escalofrío recorre mi columna- ¿tú quien eres?
Mi sangre se hiela y me confirma lo que ya intuía. Ares trabaja en la mafia. Ares tiene gente para absolutamente todo y me aterra aún más que antes.
-Ariana- digo en voz baja algo asustada, sus ojos se deslizan por todo rostro- No soy de New York solo me mude por cambiar un poco y trabajo- murmuró encogiéndome un poco más. Su mirada intimida. Muchísimo.
-¿qué edad tienes?- dice de repente tras unos segundos.-20- le respondo y él asiente.
-Yo tengo 22- me contesta sin que le haya preguntando, aunque quería saber su edad
- supongo que tenías casa allí, ¿no? Y un novio, amigos...
-Tengo una casa, amigos y trabajo- digo mirándolo fijamente.
-¿novio?- insiste y yo niego levemente.
Veo como se levanta y vuelve a su asiento. Saca el teléfono y comienzo a teclear rápidamente. Respiro hondo y vuelvo a la posición en la que estaba antes. Cojo la almohada y la apoyo de manera que pueda ver el cielo. Me echo la manta sobre las piernas y cierro los ojos. El corazón me va tan rápido que parece que se me va a salir. Me da miedo. Mucho miedo. No sé qué puede estar escribiendo en este instante en ese teléfono ni siquiera sé porque me ha hecho tantas preguntas ni muchos menos porque me ha hablado de él. Todo lo que le rodea es oscuro y tenebroso, no quiero seguir mucho tiempo más aquí. Quiero irme a casa, olvidar todo lo que está ocurriendo y sacarlo de mi vida cuanto antes.
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A.R.E.S- "Amor por error".
Teen FictionAmor por error. 1 año. Eso es lo que tenía Ariana para superar a Zed y vivir su "independencia" en New York, alejada de la cálida California. 1 año. Para volver a empezar y superar su depresión. 8 meses en New York. Nuevos amigos. Nuevo romance. N...