༒︎𝗚𝘂𝗮𝗿𝗱𝗶𝗮𝗻 𝗗𝗲𝗺𝗼𝗻༒︎ ♥︎𝑲𝒐𝒐𝒌𝒎𝒊𝒏ఌ︎

༒︎03

El rubio se encontraba saliendo de casa con su niño listos para ir al parque de diversiones como había quedado con su hijo, ahora estaba caminando para dirigirse a la parada del autobús.

Se le hizo un poco extraño ver un auto algo lujoso de color negro unas calles más arriba de su casa puesto que nadie más vivía cerca de allí y si lo hacían no tenían el dinero para comprar un auto como ese pues se veía caro.
Pero en fin quien es el para juzgar y solo lo dejo pasar.

Llego a la parada de autobús agarrado de la mano de su bebé.

—Bien mi amor ahora solo queda esperar a que llegue el autobús—se dirigio al pequeño que se encontraba moviendo sus pequeños pies en el aire pues este no alcanzaba a tocar el piso debido a su baja estatura.

—Si papi, sería bueno tener unos carros no?— pregunto el pequeño haciendo conversa a su padre.

El rubio río un poco tomando en sus brazos a su pequeño hijo gordito y dándole mimos y besos, pues a este le divertía mucho que su bebé tratara de hacer conversa para no aburrirse.

—Si mi amor, sería bueno tener un auto propio pero ahora papi no puede comprar uno porque no tiene suficiente dinero—Respondio el rubio dándole besos en las mejillas regordetas del pequeño ChimChim.

—Lo sé papi—se limitó a responder el niño ya que comprendía que el trabajo de su papi en el supermercado apenas abastecía para vivir una vida no lujosa pero si buena.

—Ya viene el autobús mi amor vamos—dijo el rubio levantándose para subir a este.

Pasaron los minutos y el rubio con su crío habían llegado ya a su destino, el Parque de diversiones J&J.
Este era uno de los parques de diversiones más grandes de todo Seúl se decía que el propietario de este parque era un hombre con muchos millones pues no solo era dueño de este parque sino también del casino, hotel, motel y licorería más grande y popular de toda la ciudad.

Muchas personas conocían al millonario dueño de todo eso, pero ese no era el caso de Park este no tenía ni idea de quién ere ese millonario engreído.

Suponía que era engreído ya que la mayoría de ricos son así.

El pequeño ChimChim quedó encantado con toda la comida y variedad de dulces que había en el lugar, el quería probar todo y su pansita no diría que no.

Aquí el problema era su padre, quien no estaría de acuerdo con que su hijo coma demasiados dulces, puesto que dañaría sus dientes y enfermaria por comer mucho.
Pero ChimChim no tenía su carita bonita de adorno, no claro que no y él era consiente de eso.

—Papi podemos comer un helado?—pregunto el pequeño esperando la respuesta de su padre quien no tardó en contestar.

—Si mi amor, de que sabor lo quieres?

—Vainilla—dijo entusiasmado el pequeño.

Jimin se acercó al señor que atendía y pidió un helado de vainilla para su hijo y uno de arándano para el.

Una vez que obtuvo su pedido se acercó a su hijo tomándole de la mano para que este no se perdiera y así seguir recorriendo el lugar.

—Mmmm arándano a casi nadie le gusta ese sabor—dijo en vos baja el hombre acercándose al puesto de helados—Dame uno de arándano y apresurate porfavor.—Dijo demandante sin quitar la mirada del pequeño rubio y el mocoso regordete a su lado.