Capítulo 5

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Me miré en el espejo una vez que terminé de prepararme para salir con Lisa, y sonreí mostrando mis dientes al verme completamente perfecto. Me sentía bien, muy bonito a decir verdad. La camisa un tanto holgada, el pantalón de jean negro, los brillos en cada borde de la camisa, ya sean las mangas, o el cuello, y hasta la extensa línea donde estaban los botones, y hasta me había puesto zapatos en punta negros también. Me puse mi abrigo, una campera acolchonada negra que daba un toque menos elegante a mi vestimenta.

Mantuve mi sonrisa mientras me ponía perfume, e intenté dejar de hacerlo al morder mi labio inferior suavemente.

Agarré el resto de mis cosas y fui hacia la puerta para irme finalmente. Lisa había tocado el timbre desde abajo, y seguramente ya había tardado un tiempo en alistarme.

Al abrir la puerta, mi cuerpo se quedó estático al ver al joven en frente a mi departamento. Su mano izquierda estaba hacia adelante en un puño, como si hubiese estado por tocar cuando yo abrí, y su otra mano estaba agarrando un pack de cervezas.

Mis ojos lo miraron de arriba hacia abajo. Desde sus ojos, grandes y brillantes, hacia sus labios finos que formaban una suave línea de seriedad. Bajé la vista hacia sus hombros, anchos y aparentemente fuertes, y luego hacia su mano con las cervezas. Pasé saliva cuando vi como los dedos de su mano agarraban firmemente el pack, y levanté la vista algo incómodo.

—¿Se te ofrece algo?—pregunté, cerrando un poco la puerta a mi lado para que no se vea tanto el interior del departamento.

—Te venía a traer esto—puso su otra mano en el pack, y estiró hacia mi sus dos manos—. El sábado pasado tu amigo se olvidó de agarrarlos.

—¿Jungkook?—fruncí el ceño, estirándome un poco hacia adelante para ver mejor al chico en frente mío.

No lo había reconocido con su ropa de entre casa, un buzo gris y unos pantalones de algodón del mismo color. Su cabello estaba despeinado sobre su cabeza, y su postura estaba más recta. No se parecía mucho al chico que conocí el sábado por la noche, además de que esta nueva aura me confundía un poco los recuerdos.

—No te reconocí, lo siento—suspiré, y le sonreí levemente—. Muchas gracias por traérmelo.

El chico no me dijo nada, solo mantuvo sus manos estiradas hacia mí, así que agarré el pack de cervezas y lo pegue contra mi pecho. Y volví a mirarlo a los ojos; Jungkook me miraba fijamente. Sus labios estaban levemente separados entre ellos, y parecía querer decirme algo, pero no se atrevía.

Y esa era otra cosa más que me había confundido. El Jungkook que conocí aquel sábado parecía más aniñado comparado con este Jungkook, con su postura más estirada y su mirada más seria. Parecía más tímido, más callado. Y había algo importante que había olvidado por completo.

—¿No eras tartamudo?—pregunté sin pensarlo mucho, ladeando la cabeza sin dejar de mirar sus ojos.

—¿Quién?—movió su cabeza suavemente, como cayendo en este mundo nuevamente—, ¿yo?

—¿Quién más?

—Lo siento—rascó su nuca, desviando la vista unos segundos—. No tengo tartamudez, no.

Y después de eso nos volvimos a quedar callados, mirándonos. Era un tanto incómodo, especialmente porque no solo que no nos conocemos, sino que Jungkook parecía estar en constante pelea consigo mismo para hablar, pero no lo hacía. Y no entendía por qué no decía lo que quería decirme.

Miré hacia un lado, hacia las cervezas, y luego a Jungkook de nuevo.

—Tengo que irme, Jungkook—le comenté, dando un paso hacia atrás en el departamento—. Me están esperando para salir, así que estoy algo apurado.

Broken | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora