Capítulo 6

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El camino hacia mi departamento fue bastante tranquilo, muy silencioso y para nada incómodo. Y claro, estaba solo, divagando en mis pensamientos e imaginación. No había nadie que pudiese perturbar mi paz, ni siquiera los grupos de adolescentes que corrían por mi lado, o los que estaban a la lejanía.

Respirar el aire fresco de la madrugada no era nada nuevo para mí, pero sí algo extraño y poco común. Tenía ese aroma húmedo del pasto y helado del aire que había acostumbrado a sentir desde que era joven cuando salía con mis viejos amigos allá en Daegu. Aunque, siendo sincero, no lo extraño para nada. No por Seojoon, más bien por lo que sucedió cuando salí del closet. A Seojoon no le había importado mucho, siempre fue alguien fuerte, y hasta a los chicos de nuestra clase les daba miedo mirar a mi novio a los ojos. En cambio, yo sí era débil. Siempre lo fui.

Levanté la vista hacia el cielo. No estaba de humor para volver al pasado en este momento, y tampoco quería recordarlo. Es decir, los buenos momentos con Seojoon eran imposibles de olvidar. Especialmente el saber que él solo tenía ojos para mí, que sus caricias suaves eran mías, que su bondad, cariño y romanticismo era algo que solamente yo había visto y recibido. Eso era lo único que valía la pena de nuestra relación en aquel momento, de mi adolescencia y más.

Los que sí quería no revivir ahora eran esos malos recuerdos que se acumulaban bien escondidos en mi mente.

Llegué al departamento no muy tarde después de separarme de Lisa y sus amigos, y cuando mis manos tocaron la manija de la puerta, mi mente viajó a aquella noche con Jungkook. Claramente no toda, no recordaba toda la noche a decir verdad. Nunca lo hacía. Pero sí podía recordar cómo se había inclinado para abrirme la puerta, o como me había ayudado a llevar los packs de cervezas cuando yo claramente podía hacerlo solo. O tal vez si aroma a durazno.

Suspiré. No recordaba nada de nuestra conversación aquel día, y tampoco estaba seguro de haberle agradecido su amabilidad. Miré el reloj en mi celular. Eran casi las tres de la mañana.

Entré en el edificio y fui por el pasillo hacia las escaleras. El ambiente dentro no era muy distinto que afuera. Mi cuerpo seguía congelado, y me maldije a mí mismo por haber decidido verme bien y no práctico. Hacía frío, y la campera acolchonada apenas y lograba calentarme. Temblé mientras subía las escaleras.

Y mis pies subieron por las escaleras, llevando mi cuerpo a través de ellas hasta el primer, segundo, tercer piso. Y así siguieron hasta el cuarto, y cuando me quise dar cuenta, estaba en el quinto. Y en parte, no sabía por qué había subido hasta el piso de Jungkook, pero otra parte de mí, la que estaba más escondida dentro de mí, sabía por qué.

Pero a pesar de lo que quería o no, yo no sabía cuál es el número del departamento de Jungkook como para poder tocar y agradecerle. Y probablemente estaba durmiendo ya, o volviendo del trabajo y muy cansado para lidiar con mi palabrerío. Me avergoncé de inmediato al pensar en hablarle, como si fuese un adolescente enamorado por primera vez.

Moví mi cabeza hacia los lados para borrar aquel pensamiento. Era un idiota.

Inmediatamente empecé a bajar las escaleras, y en la vuelta para el cuarto piso mi cuerpo chochó con uno más grande y robusto.

—Lo siento—dijo la otra persona, y cuando levanté la vista me sonrojé.

—Jungkook, lo siento—me separé de él hacia atrás.

Mis ojos no se separaron de los suyos, y pareció sorprendido –o tal vez algo confundido– cuando dije su nombre. Alzó una ceja, ladeó la cabeza levemente. Su cuerpo se enderezó y movió su brazo hacia arriba, pero inmediatamente lo bajó. Supuse que... ¿quería agarrar mi mano? ¿Un apretón de manos? Eso parecía. Fruncí el ceño.

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⏰ Última actualización: May 31, 2021 ⏰

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Broken | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora