5. Laura

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Un día abrí la puerta de mi casa y encontré a alguien tras ella, era un hombre: alto, blanco, delgado; escondido tras un ramo de rosas blancas y negras.

-¿Hola?- Destapó su rostro: . Me pregunté durante varios segundos el por qué de tu visita. Tragaste de manera ruidosa saliva. Me miraste, miraste las rosas y miraste tus manos.

-Son para ti- Dijiste no muy convencido, me gustabas demasiado como para darme cuenta de eso en el momento. Las acepté gustosa.

-¿Con que diferente, eh?

-Único, digo yo.

Sin decir una palabra y sin invitarte entraste a casa, te sentaste en el sillón más alejado de mi presencia. Tu cabeza puesta en dirección a la entrada o las escaleras esperando a algo o alguien, hasta aquella noche comprendí por qué...

Perdón: Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora