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- ¡Ya llegué!

Grito y no me responden. Ella siempre me responde, no importa si está en el baño, en la ducha o cocinando. Diría que incluso me respondería dormida. Siempre ha tenido ese sexto sentido de sentir a alguien cerca y ese agudo sentido del oído.

Subo las escaleras, dudoso. Siento que algo malo sucede por ese diminuto detalle de la respuesta. Ni siquiera veo necesario preguntar, es costumbre más que nada.

Cuando llegó al segundo piso, escucho a Rose hablando por teléfono bajo y aunque sé que es de mala educación, me quedo detrás de la puerta, atento a todo lo que dice.

- No, no estoy embarazada, jamás me dejaría embarazar de él... Si, él ya lo sabe.

La escucho hablar y me sorprendo por el tono tan frío que usa. Nunca en mi vida la había escuchado usar ese tono. Lo difícil de procesar, es que esa voz no era contra esa persona, sino contra mi.

- Cree que solo fue una vez. Podremos-podremos vernos más seguido. El divorcio está cerca, hoy mismo trataré de hablar con él.

La palabra divorcio salió de sus labios y no escuché nada más. Cuando iniciamos nuestro matrimonio, yo sabía que me estaba metiendo con una de la mujeres más católicas y famosas que puede existir. Los padres de Rose eran lo suficientemente hipócritas como para obligar a su hija a casarse con un hombre mayor que ella. Yo nunca quise comprometerme, pero uno de mis asesores me lo recomendó, diciendo que sería una muy importante ventaja. Yo acepté y tuvimos una discreta boda.

Al siguiente día luego de nuestra boda, simplemente aparecimos en las calles con un anillo en el dedo anular, diciendo "Ahora soy casado".

Nunca pensé que ella llegara querer divorciarse. Ella ha sido muy sumisa. Nunca pensé que quisiera darme la contra o a sus padres; todos estos años, ella ha hecho todo lo que le pedía, incluso si le daba opción a negarse. No la he usado como mi esclava o algo por el estilo, pero su familia le ha dejado muy marcado el supuesto rol que debe cumplir la mujer en la casa.

Mi sorpresa se debe a que, a pesar de que no me esperé su deseo de divorciarnos, no me sentí afectado. No me dolió, no me alegré. No sentí nada.

Entré al cuarto, no molestándome en fingir que no había escuchado su conversación. Mi mirada es suave, no quiero asustarla. Le indico que termine la llamada tranquila y ella tiene un brillo diferente en sus ojos.

- Yo... me debo ir. Te hablo luego. — corta.

- ¿Era él? — ella sabe de quién hablo.

El día en el que la revista nos tomó la foto, yo había descubierto a Rose en una llamada más que amistosa con otro hombre. No me molesté; no me exalté en ningún momento. Ella solo rompió a llorar desconsolada, me quedé a consolarla por un momento, acariciándola como a una niña pequeña. Cuando recuerdo sus lamentos, no evito sentirme peor en pensar en Taehyung en la misma posición. No fui capaz de ayudarlo.

Sospeché que ella había tenido más de estos encuentros y no sólo fue de esa vez. Ahora estoy mucho más convencido.

- Si. — me respondió.

Me quedé callado. Sus marrones ojos estaban serios y destellaban de valentía.

- Entonces... si ha sido más de una vez. — afirmo, más que una pregunta.

- Si.

Recuerdo que nunca la toqué. Ni después de casados, yo puse un dedo sobre ella. Siempre la vi con el deseo de tener a alguien a su lado que la ame y que ella ame a su vez. Por eso, nunca intenté algo más con ella. Esta persona, a quién ella debe haber entregado su cuerpo, debe ser importante en su vida. Me alegro de que me haya sido infiel, si es por alguien a quien ama.

Recuerdo lo que le repetí a Taehyung tantas veces. "Tengo que volver con mi esposa, ella también tiene necesidades". Me siento culpable. Nunca fui capaz de decirle a Taehyung que con él único que tenía relaciones era con él y sólo él. Nunca entendí la razón, pero lo veo mucho más claro ahora.

No quise que Taehyung pensara que tenía oportunidad conmigo, cuando en realidad había ganado mi corazón desde la primera vez que me sonrió. Traté todo este tiempo, de hacerle entender lo contrario a lo que sentía, sin darme cuenta lo destruido que podría dejarlo.

- ¿Lo quieres? — pregunté de repente.

La pregunta salió de mi sin yo planearlo. Era algo que sentía debía preguntarme a mi mismo, pero también aplicaba en esta ocasión para ella. Ella suavizó su expresión. Creo que no esperaba esa pregunta y sus ojos se cristalizaron, aunque aguantaba esas lágrimas como si su vida dependiera de ello.

- Lo amo. — me corrigió.

La calidez llenó mi pecho y el primer rostro del que me acordé cuando mencionó amor, fue el de Taehyung.

"Yo también lo amo"  pensé.

- Entonces iniciamos el divorcio mañana. Y no te preocupes por tus padres, yo me encargo de ellos.

Durante este tiempo, siempre la consideré mi hermana menor. Es dulce, pero no al punto de gustarme por completo. Me encantaría que sea feliz, pero debo decir primero que me da envidia; quiero ser igual o más feliz que ella, pero ella encontró al amor de su vida antes que yo o por lo menos, antes de que yo me de cuenta que el amor de mi vida siempre estuvo a mi lado.

- Ellos... ellos no lo entenderán. N-nunca me han dejado ser feliz...

- Yo voy a intervenir. Tú tienes que ser feliz, no importa lo que los demás piensen.

Hablé y ella me miró con sus ojos bien abiertos. El consejo sintiéndolo yo en el alma. Por fin liberó su llanto y corrió a abrazarme repitiendo "gracias" todas las veces que sus labios le permitían.

- Mañana. Mañana yo lo arreglaré todo. Yo... encontraré la manera de liberarte de ellos.

Lo decía en serio. Yo me divorciaré de ella y será libre al igual que yo, la alegría me invadió de manera inesperada y reímos juntos. Ella pensando en su amado y yo pensando en el mío.

𝐷𝑜𝑛'𝑡 𝑙𝑒𝑡 𝑚𝑒 𝑑𝑜𝑤𝑛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora