#12

612 55 14
                                    

Sin duda la adrenalina de una batalla, donde cada segundo, cada decisión y cada movimiento es de vida o muerte, es intoxicante y sobretodo única. Garrett conocía tan bien y que jamás se negara a que lo excitara.

El castaño se quitó de encima a otro vampiro y con facilidad arrancó el brazo del mismo y con una potente patada arrancó la cabeza de éste de sus hombros. Definitivamente no eran enemigos o guerreros demasiado hábiles, pero el número es lo que les estaba dando la ventaja.

Al tener un momento para respirar sus ojos dorados volaron a su alrededor, era caos total caos. Pero un alivio momentáneo se apoderó de su ser, Evangeline seguía siendo una guerrera.

Qué más quisiera poder estar espalda a espalda con ella a cada segundo, poder estar siempre al tanto de donde estaba, lo desearía.

Pero al menos el conocer el nivel de sus habilidades le daban la tranquilidad de que ella estaría bien.

Pero con cada segundo, con cada minuto que parecían horas las cosas no mejoraron, eran demasiados y ellos tan pocos. Los aullidos de hijos de luna sufriendo, resonaban, gritos de parejas que veían cómo sus parejas caen.

El piso a sus pies comenzó a temblar, sus contrincantes al igual que él trataban de mantenerse en pie, pero literalmente el suelo se abría bajo ellos. Tenía que aprovechar este momento, con fuerza tomó los brazos de los contrincantes frente a él y los lanzó al vacío, pero el suelo bajo él cedió, sentía su cuerpo caer como si en cámara lenta se tratase.

-Demonios, demonios -, comenzó a susurrar tratando de sostenerse de alguna parte, sus manos solo tomaban piedra y tierra que cedía.

Una mano lo tomó con fuerza de la parte trasera de su abrigo y con brutal fuerza fue arrojado a tierra firme, una cabellera rubia le sonreía con arrogancia.

-De nada -, Kate le extendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie, el soldado sonrió.

-Gracias Kate-, ambos volvieron a estar alerta -, esto no pinta bien.

-¿Enserio? Que perspicaz amigo -, Los ojos dorados de la rubia capturaron a un enemigo que con ansia cazaba -, ¿Quieres ayudar a matar a uno de los grandes?

El inglés no tuvo siquiera que contestar, Caius se había lanzado contra Tanya la cual luchaba para salir de las manos de este, no fue hasta que el rubio e irritante vampiro fue sacado de encima con fuerza por Garrett y con un grito lo lanzó a manos de Kate la cual, con toda la ira descargó su poder contra el cuello del Volturi dejándolo de rodillas e inmovilizado, una sonrisa sádica se dibujó en los hermosos rostros de las rubias.

Obtendrían su venganza.

Tanya sin miramientos tomó los lados opuestos de la boca del rubio y con toda su fuerza separó el resto de la cabeza de este, dejando un cuerpo y mandíbula sin vida. Ambas rubias giraron al británico, el cual solo les sonrió cálidamente, sabía que aquellas mujeres deseaban venganza no solo por Irina, si no por la que alguna vez fue su madre y ayudarlas a vengarse, había sido un verdadero placer.

-¡Evangeline! -, aquel grito congeló por completo la columna de Garrett, era Bella, era la voz de ella, gritaba el nombre de su mujer, ¿Por qué grito así? No quería voltear, algo dentro le gritaba que no lo hiciera, que si lo hacía se arrepentiría eternamente.

Y como si todo fuese puesto a cámara lenta, su cuerpo se movió excesivamente lento y realmente deseaba que este solo fuese un mal sueño, un mal sueño que se volvía una pesadilla.

Evangeline lo miraba con terror, su rostro distorsionado por el esfuerzo que ejercía por liberarse de los brazos que apretaban con fuerza mortal su cuello. Aro tenía a Evangeline en sus brazos, ejerciendo todas sus fuerzas alrededor del cuello de esta, para horror de Garrett logrando escuchar el crujir este hasta donde su posición.

-¡NOOOOOO! -, el castaño sin importarle tener un plan o idea de que hacer se lanzó hacia ellos.

Las enormes pupilas del líder Volturi se dilataron ante la reacción de la supuesta pareja de la pelirroja, acercó su rostro al oído de la mujer -, Es una lastima mi bella Evangeline, realmente te ama -, la mujer soltó un gemido de dolor, no solo por el increíble dolor en su cuello, si no por ver a Garrett, solo una vez había visto el rostro de su pareja distorsionarse de esa manera, el día que desapareció de su vida, aquella horrible noche en París, el dolor pintado en su rostro mientras corría con todas sus fuerzas hacía ella, quería salvarla -, Recuérdalo querida mía, será por última vez.

Garrett empujaba a cualquiera que quisiese detenerlo -, ¡ÁNGEL! -, Aro le sonrió de manera sádica, maldito mil veces maldito, decidió centrarse solo en los ojos de su futura esposa, las lágrimas amenazaban con salir, debía correr más rápido, tenía que llegar a ella.

-Garrett -, eso fue lo último que su cerebro registró, como un susurro en medio de la noche, un susurro que lo rompió en mil pedazos. Con horror logró escuchar el horrible crujir de la piel y el cómo Aro había roto por completo el cuello de aquella mujer que apenas algunos días había logrado volver a encontrar después de haberla perdido, la había perdido por su estupidez aquella vez, pero ahora la había perdido para siempre. Su garganta ardió en llamas ante el grito que produjo

Aro desapareció de su vista de un momento a otro Emmet se había abalanzado hacia el pelinegro alejando de Evangeline, el castaño no le pudo importar menos, el solo seguía corriendo hacia el cuerpo en la nieve.

Que gran error, el castaño sentía como toda cordura desaparecía de su cabeza, sintió como sus piernas hicieron, cayendo sin fuerzas en la nieve. No podía ser así, esto no estaba pasando. Solo se había distraído un segundo, había visto a Evangeline minutos antes, solo minutos antes, solo se distrajo un segundo y ahora, ahora ella estaba frente a él, su cabeza frente a él, sus enormes ojos amarillos aun abiertos, pero no brillaban, ya no brillaban tan hermosamente como siempre lo hacían.

Sabía que la batalla aún se desataba a su lado, pero aquello no le importaba, no le importaba el hecho de que Bella y Edward, peleaban con todo lo que tenían contra el asesino de su mujer, no le importaba nada más que lo que sus ojos veían.

Su amor estaba frente a él, muerta. La habían asesinado, le habían quitado a Ángel, le habían arrebatado su tesoro que había vuelto a encontrar. Con dedos temblorosos acercó sus manos a las mejillas de su mujer, la que iba a ser su esposa, no pudo siquiera tocarla más que la punta de sus dedos, no podía, no tenía la fuerza.

Un rugido de dolor salió de su pecho, un grito que deseaba que sacara el dolor en su pecho un grito de desesperación, dolor y tristeza.

La había pedido, Garrett había perdido a su Ángel.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Te Esperaré Cien Años MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora