TENÍAS QUE SER TÚ (SIN ACABAR)

Capítulo 7

Después de hablar con mi madre, regresé a mi cabaña y me puse ropa de deporte, ya que los monitores habían dicho que íbamos a jugar a un nuevo juego. Tenía ganas de saber de qué juego se trataba. Nada más cambiarme me fui a donde los monitores para que explicaran el juego. Se llamaba: Atrapa la bandera, y consistía en que ambos equipos poseen la bandera contraria (el equipo rojo posee la bandera azul, y viceversa), y un jugador debe proteger la base para que este a salvo. Un solo equipo tiene la bandera, y debe defenderla, mientras el otro equipo intenta capturarla y llevarla a salvo a su base.

Me pareció muy buena idea jugar a ese juego ya que hacía muy buen tiempo y el bosque era perfecto para jugar porque era muy grande. A Laura le tocó ser del equipo rojo, y a mí del azul.

Nuestro equipo decidió ir en parejas a buscar la bandera del equipo rojo. Yo me moría de la vergüenza porque no conocía a nadie de ese equipo, hasta que lo vi. Levaba la ropa de deporte, y le quedaba tan bien que no pude resistirme y me quedé embobada mirándole fijamente. 

-Hola, rubita, veo que nos ha tocado en el mismo equipo—me dijo con su voz de Dios Griego

-Sí jaja qué casualidad—le contesté mientras recordaba lo que había pasado 1 hora antes

-Ya que hay que ponerse en parejas y no conozco a nadie de este grupo, ¿querrías ponerte conmigo?—se me iba a salir el corazón. Luke me había dicho para que fuera su pareja jugando al atrapa la bandera.

Sin dudarlo le dije—Vale, me parece bien. Yo tampoco conozco a nadie de este equipo, sólo a ti—mientras le decía eso me fijé en sus ojos, esos que hace 1 hora había tenido tan cerca. Sabía que la situación iba a ser un poco incómoda cuando estuviésemos solos en mitad del bosque, pero me dio igual.

Hicimos las parejas y el juego comenzó. Luke y yo fuimos bordeando el largo río que pasaba por al lado del bosque, porque la bandera del equipo rojo podía estar en cualquier lado. Al principio sí que fue bastante incómodo estar los dos solos sin decir ni una sola palabra, pero luego la situación mejoró.

-¿Quién te había llamado antes?—me preguntó con curiosidad. En ese momento me di cuenta de que estaba pensando en lo que había pasado hace 1 hora entre nosotros, y me puse contenta.

-Mi madre, me había preguntado si estaba bien y si había hecho nuevos amigos y eso—le conté

-Pero no estás bien—me dijo con un tono triste

-Sí que lo estoy—le contesté mientras agachaba la cabeza

-Hanna, no hace falta que me lo cuentes si no quieres pero si necesitas desahogarte aquí me tienes—de repente, Luke se acercó a mi y me abrazó. Yo cerré los ojos y no dije nada, me sentía bien cuando estaba con él. En ese momento sentí que sólo estábamos nosotros en la tierra. Fue un momento único que nunca olvidaría.

Empecé a llorar. Luke no dijo nada, me abrazó más fuerte y ahí estuvimos, en mitad del bosque abrazados, yo llorando y él consolándome.

De repente, me atreví a decir—Hoy justo hace 10 años que mi padre nos abandonó—Luke siguió en silencio y me volvió a abrazar.

-Lo siento mucho—me dijo

-Mi padre es un gilipollas—dije para desahogarme—gracias a él he estado 10 años teniendo miedo a enamorarme por si la persona de la que me enamoraba me abandonaba como mi padre.

-Hanna, eso no va a pasar. Tu padre es un gilipollas por hacer lo que hizo, y el mío también—cuando me aparté para mirarle él también estaba llorando. Me daba mucha pena, pero no sabía exactamente porqué lloraba. En seguida me lo explicó.

-Justo hoy hace 2 años que mis padres se separaron. Mi padre se fue a Estados Unidos y yo me quedé solo con mi madre. Después de que mi padre se fuera no supe nada de él—me quedé destrozada al oírle. Era bastante parecido a lo que me había pasado a mi.—Siempre finjo estar bien, pero por dentro estoy destrozado. No sé nada de mi padre. No se ha molestado en llamarme ni en enviarme un sólo mensaje.

-Tu padre también es gilipollas—dije intentando animarle—aunque ahora mismo no lo creas, con el tiempo lo superarás, ya verás. Es difícil, pero el tiempo lo cura todo

Nos quedamos abrazados mucho tiempo hasta que decidimos seguir andando. Encontramos un bonito banco y decidimos sentarnos porque no nos apetecía seguir buscando la bandera, y no creíamos que nadie se daría cuenta si faltábamos. Miré la hora y casi eran las 9 de la noche. Wow, qué rápido había pasado el tiempo. Habíamos empezado a jugar a las 6 de la tarde y ya casi eran las 21:00. 

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