5. My turn

11 2 0
                                        

Un auto se escuchó aparcar fuera y todos los sentados se levantaron de sus lugares mirando hacía la alta puerta de entrada, entonces la vieron entrar, con sus ojos llorosos e hinchados, su ropa sucia y mojada. Ella los miró a todos y sin decir una sola palabra subió a su habitación.

Hyun Sun había salido de su casa tras aquella horrible pelea con sus hermanos y por más de un día nadie supo nada de ella. Su familia se preocupó y decidieron llamar a la policía quienes se encontraban con ellos cuando la muchacha llegó.

(Escritora: se fue de casa durante la madrugada de la fiesta, el día siguiente y la madrugada de ese día, volvió al tercer día básicamente por el mediodía.)

Ella paseo por todo el pueblo, en momentos caminando y en otros en auto, pensando y pensando. No quería volver a casa sin saber qué hacer allí. Su vida ya era complicada pero ahora lo estaría diez veces más.

***

- Señorita, ¿está bien? - preguntó Artemisa mientras cepillaba su cabello en la bañera.

Hyun Sun se había metido a bañar con la ayuda de su sirvienta y no había dicho ni una sola palabra.

- Puede contarmelo, lo sabe - siguió.

- ¿Tú lo sabías? - Hyun volteó bruscamente dejando a la mujer extrañada.

- ¿Saber lo qué?

- Que ellos lo hacían por lo que pasó con la princesa, ¿lo sabías? - no hizo falta que la mujer respondiera, su cambio de mirada lo dijo todo. La menor golpeó el agua volviendo a su posición original - era obvio. Sal de aquí.

- Pero Señori-...

- ¡Que salgas te dije! ¡sal de aquí antes que me levanté y te saque los malditos ojos maldita criada de mierda! - Hyun Sun la empapo de agua en grito infernales que toda la casa escuchó.

Artemisa salió de la habitación empapada y entre lágrimas. Era muy doloroso para ella que la tratase así.

Artemisa llegó a esa casa debido al llamado de Jimin quien pidió una sirvienta especialmente para Hyun Sun, para que estuviera a cargo de ella y la cuidara después de cada abuso recibido. Los hermanos Park le explicaron la situación y obviamente la amenazaron para que nunca dijese nada a nadie. Desde ese momento, la mujer se había vuelto una madre para la joven, una mejor que la real.

Ella la protegía, la vestía y aseaba, la sacaba a pasear, la sanaba de las heridas causadas y lloraba con ella. Artemisa la amaba como a una hija a la cual no podía proteger más.

Los hermanos ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora