Georgiana es una gemela adinerada que pierde a sus padres y bienes materiales, y en su camino por superarse así misma conoce a Santiago, un socio del club de BDSM donde empezó a trabajar como prostituta, pero ella no sabe es que Santiago es el asesi...
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No puedes imaginar siquiera lo cerca que estoy: tan cerca que puedo tocar y oler tu cabello, oírte respirar y reír.
Eres muy inocente para imaginar que yo estoy allí, observando te desde las penumbras y siguiendo tus pasos de cerca.
¡No vayas a confundirme con un acosador!; un acosador solo busca hacerte daño, yo también pero no de la misma forma, el daño que quiero causarte es de una forma retorcida y ¡deliciosa!
Conozco cuáles son tus amistades, los lugares que frecuentas y tus gustos personales: sé que amas el arte, la música y el teatro, sobre todo bailar: es tu don.
He visto cómo te transformas cuando la música comienza a sonar y como tu cuerpo se suelta y te fundes en ella. Te conviertes en una diosa que vino a la tierra a seducir a los hombres con su belleza y con su cuerpo sembrar pensamientos perversos y fantasías difíciles de realizar.
Quiero hacerte mía. Que tu cuerpo sea solo mio. Que solo pienses en mí. Que cada vez que hables mi nombre esté en tu boca y que al dormir te toques pensando en mí.
Quiero ser tu mundo y que tú seas mi esclava. La princesa de la torre que nunca tendrá un príncipe que la rescate pero que sí tendrá un ogro dispuesto a torturarla y darle placer.
Y ese ogro soy yo. Ese maldito psicópata del que todos hablan. Debes descubrir quien es y dónde se esconde antes de que te haga daño y entierre sus sucias garras en tu piel.
¿Recuerdas la noche que nos conocimos? creíste que yo era un borracho que iba a hacerte daño pero yo solo quería un beso. Tomé tu mano y te susurre que si me dabas un beso no te molestaría más.
Y tú, en tu inocencia creíste que me iría: un grave error... Me condenaste a ti y a tus besos dulces. Al sabor dulce de tu boca. El recuerdo del sabor de tus labios y del olor de tu cabello me embriaga por unos momentos antes de que la realidad me avasalle, y me de cuenta de que no estás aquí, junto a mí, tomando mi mano y repartiendo besos por todo mi cuerpo.
Mi dulce pastel, quiero volver a ver tus ojos y que ellos vean los míos, esta vez con mucho miedo.
¿Cómo voy a hacer para controlar mis ganas de matarte?
No quiero hacerte daño pero tampoco puedo detenerme...
Pero tú me llevas a esto, a ser la bestia que soy.
Tenemos un problema, caramelo... Has puesto los ojos en aquel muchacho deportista y se ha convertido en tu debilidad, pero no te preocupes, pronto me desharé de él.
Y yo me convertiré en esa debilidad que tanto te hace suspirar, pero que esta vez promete hacerte mucho daño mi pastel.
Atentamente: tu asesino favorito.
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