Capítulo 1.-

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Capítulo 1.

Su cuerpo estaba empapado y el frío le calaba hasta los huesos, haciéndole castañear los dientes. Respiró por la boca intentando tranquilizarse pero las punzadas de ardiente dolor se lo dificultaban, al igual que su desesperación aumentaba por el abundante sabor metálico que le inundaba la boca. Seguramente tenía un labio partido, y de verdad esperaba que de ahí salieran los hilos de sangre seca que le había chorreado por el mentón y no fuera porque le hubieran tirado uno o más dientes en medio de la paliza.

Abrió los ojos cuando escuchó algunos insultos mezclados con risas y la palabra ropa apenas entendible entre todo ese desagradable y acostumbrado ruido. La puerta se cerró con fuerza y cuando miró a la banca donde había dejado su ropa y su mochila solo vio la bolsa de cuero gastado medio abierta sin rastro de las prendas. Claro, se habían llevado la ropa junto al poco dinero que le había quedado ese día.

Maldijo durante no supo cuantos minutos los nombres de aquellos desgraciados que tenía más que grabados en la memoria ya. Raimundo, Joel, Alan, Maximiliano…si, definitivamente el peor de todos era Max, tanto en fuerza como en brutalidad y sangre fría a la hora de dar palizas.

Cuando escuchó cuatro golpes de nudillos en la puerta separados por tres segundos cada uno William supo que la ayuda había llegado y a pesar de todo solo logró soltar un lastimero quejido en respuesta. La puerta se abrió y volvió a cerrar, y Neftali –Nero, se corrigió mentalmente- entró cargando una bolsa plástica en una mano. Logró ponerse de pie antes de que Nero llegara a su lado y en silencio dejo que le ayudara a sentarse en la banca. A Will no le importaba estar desnudo y que él le viera, para nada, porque podía ser muy pudoroso pero estar frente a él era como estar frente a un espejo y mirarse a sí mismo, no le causaba vergüenza.

Nero suspiró y de la bolsa sacó una toalla con la que comenzó a secar a William con un cuidado sorprendente que a pesar de todo no fue suficiente para evitar los quejidos de dolor al rozar zonas de piel enrojecida, que eran bastantes. Will, entre la desenfocada vista que le provocaban las lágrimas que acudían a sus ojos ante cada roce doloroso, observó detenidamente los grandes ojos grises claro de Nero, y el cabello rojo cobrizo que apenas le llegaba debajo de los hombros  sujeto con un elástico en una diminuta cola de caballo y con el flequillo por debajo de los pómulos. William le apartó el flequillo del rostro poniéndolo tras su oreja de forma cariñosa y recibió a cambio una pequeña sonrisa de Nero y un resoplido de frustración.

-Ya te sequé, ahora ponte los calzoncillos –habló Nero, extendiéndole la prenda que había sacado de la bolsa con una mano- y te ayudo a ponerte el resto de la ropa. Creo que te quedarán unos moratones feos y lo del labio no se ve muy bien, pero al menos es la única herida sangrante esta vez. ¿No estaba Alan?

Recibió y se puso lentamente la ropa interior mientras negaba con la cabeza. Oh, Alan…desgraciado, psicópata y sanguinario Alan. Se había salvado de él, en la paliza de esa semana solo habían estado tres de los cuatro de siempre, y si faltaba Alan significaba que no habrían heridas sangrantes hechas por ningún objeto filoso. En manos de ese tipo cualquier cosa se convertía en algo corto punzante.

Se dejó ayudar a vestir con unos vaqueros holgados y una camiseta de manga larga azul. A Nero le encantaba llevarle ropa azul esas veces, decía que resaltaba sus ojos del mismo color. Y si él le ayudaba de tan buena gana, ¿Cómo podía negarle ese detalle? Además a él también le gustaba el color. Notó aliviado que no se habían llevado sus queridas botas altas negras con hebillas y los calcetines –después de todo no es como que el dejarle con o sin ellas hiciera mucha diferencia en su desnudes, e igualmente luego su ropa llegaría en malas condiciones a su casa dentro de una bolsa de papel- así que después de ponerse los calcetines y calzarse las botas se puso de pie.

Dusk: Darkness is dispelled.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora