Capítulo 17.-

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Capítulo 17.

William se despertó de golpe al sentir a Erick incorporarse bruscamente. Cuando Will pudo aclararse la vista él estaba de pie junto a la cama y su expresión era extraña.

-¿Qué sucede? –preguntó William, aún con voz aletargada.

-Nero ha gritado, creo que despertó. Será mejor que vayamos. No puedo creer que me quedé dormido. –se reprendió Erick entre dientes.

Él asintió sin poder evitar sonreír. Nero al fin estaría despierto, y esperaba que si había cambiado pronto volviera a la normalidad. Se esforzaría en ayudarlo.

Will se puso de pie y se calzó las sandalias rápido para seguir a Erick fuera de la habitación. Habían acabado de bajar las escaleras cuando hubo otro ruido, un grito, y Erick se tensó al escucharlo. William también lo reconoció; era de Fernando.

-Oh, mierda. ¡Qué imbécil! –gruñó Erick.

Él salió corriendo tan rápido que William apenas pudo verle, pero también echó a correr. La puerta que daba a las escaleras del sótano estaba abierta y escuchó más ruidos desde abajo, gritos y algo que pareció un rugido. Bajó con cuidado por los peldaños de piedra y alcanzó a agacharse en el marco del final de la escalera para esquivar un pedazo de madera que se estrelló contra la pared.

-¡Nero, tranquilízate! –gritó Erick.

William miró asustado cómo Erick tenía a Nero apresado firmemente entre su cuerpo y la pared, y a Fernando en el suelo pegado a la pared contraria con la camiseta manchada. A pesar de la poca luz Will reconoció las manchas de sangre, la misma que escurría por el mentón de Nero, y se apresuró a llegar junto a Fernando para ayudarle a ponerse de pie.

-¡Suéltame! ¡Déjame! ¡Lo necesito! ¡Duele! –gritó Nero también, retorciéndose y rasgándole la espalda a Erick con los dedos de las manos.

-¡William, saca a Fernando de aquí o con el olor de la sangre nunca podré tranquilizar a Nero! ¡Dile a Elin que detenga el sangrado y que me espere para llevarlo al hospital! –ordenó Erick.

Él no supo que hacer al comienzo pero Fernando le sujetó una muñeca con la mano, temblando.

-Que no le haga daño. Nero…Nero no sabe lo que hace, no lo sabía. Fue mi culpa, pero que no le haga daño…-murmuró Fernando.

-Mierda, ¡No le haré nada! ¡Pero váyanse rápido, antes de que asimile del todo la sangre que bebió y me sea más difícil retenerlo! –volvió a gritar Erick.

Parecía realmente furioso y William sujetó el brazo de Fernando con ambas manos, levantándole apenas del suelo antes de empujarle hacia las escaleras. Costó subirlas rápido teniendo que ayudar al otro pero apenas salieron Will volvió a escuchar a Erick ordenando que cerraran la puerta y así lo hizo él. Elin esperaba junto a la puerta y puso en el pomo un manojo de cascabeles de varios tamaños que se movían solos y resonaban con fuerza justo en el momento en que ésta fue embestida, temblando. Luego otro grito similar a un rugido animal hizo a William temblar, y un gran ruido de cosas siendo golpeadas y destrozadas se oyó casi con eco.

-Por ahora estará bien con esto. Joven Bennett, ¿Puede seguirme a la cocina? Tenemos que atender eso. –dijo Elin.

Fernando estaba pálido y tenía una expresión angustiada que preocupó a William, pero él asintió y siguió a Elin a paso lento, cubriéndose el costado derecho del cuello con la mano. Ya habiendo visto toda esa sangre dos días seguidos Will no tuvo estómago para seguirles y ver la curación, por lo que se sentó en el sofá de la sala, se quitó las sandalias y subió las piernas para abrazárselas contra el pecho.

Dusk: Darkness is dispelled.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora