Prologo

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Hoy me desperté, y sentí tu ausencia. El dolor que se apoderaba de mi al saber que ya no estabas, me hacía imposible levantarme de la cama; pero pensé que de alguna forma tenía que seguir: no me gusta el hecho de que mientras hay gente que lucha por vivir, yo este postrada en mi cama, llorando por alguien que lleva días muerto. No puedo creer que hoy se cumpla una semana de que lo hayas hecho. Sé que no tiene sentido escribirte, que los muertos no pueden leer, y todo lo que cualquier persona cuerda pueda decirme, pero necesito soltar toda la mierda que llevo dentro, y me está pareció una buena forma. Puede sonar loco, pero pienso que tal vez, solo tal vez, desde donde sea que estés ahora, puedas enterarte de esto, lo cual me aliviaría mucho, ya que insisto, necesito sacarme la culpa de no haberte contado todo lo que siento. Pero antes que nada, (vayas o no a leer esto) me gustaría contarte como están las cosas desde que no estás, empezando por la noche en la que decidiste suicidarte.

Cuando decidiste suicidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora